sábado, 14 de junio de 2008

Capítulo 28 ( Continuación ) Harry Potter y el libro del tiempo perdido







En esos momentos, en una lúgubre mazmorra del Castillo... unos alaridos de dolor salían de lo más profundo de la misma


--- ¡ Crucio !

--- ¡ Aaaah ! ¡ grrrrrr ! ¡ Nooooh !

--- ¡ Díme donde se encuentra tu amo, engendro inmundo ! Si no confiesas, ¡ te arrancaré la piel a tiras !… ¿ dónde se esconde ese innombrable que osa desafiarme ?

--- Aunque me matéis, no traicionaré a mi amo

Una horrenda mueca de desprecio se dibujó en el rostro de la condesa

--- Ya veo que sigues obstinado en no decírmelo …. ¡ Crucio !

El mortífago se retorció nuevamente de dolor mientras se agitaba en el aire, tratando de zafarse de las cuerdas que lo tenían fuertemente amarrado a un potro de tortura situado en el medio de la sala.

Por última vez, ¿ dónde se oculta tu amo ?

--- ¡ No lo diré ! gritó nuevamente el mortífago


--- Está bien, tú lo has querido.

La condesa sacó su varita mágica y apuntó con ella al cuerpo del mortífago, quer aún se retorcía preso de terribles convulsiones debido a la trotura infligida.

--- Tan sólo espero que tus compañeros de tormento de ahí aprendan la lección, dijo la condesa señalando a otros dos mortífagos que también estaban fuertemente amarrados a otros dos potros de tortura respectivamente. ¡ Avada Kedavra !

Una luz verde muy intensa alcanzó el cuerpo del mortífago, que exhaló un suspiro y al instante se quedó inmóvil.

--- Veamos, ¿ quién será el siguiente ?

En ese momento entró un goblin en la sala. Hizo una reverencia ante la condesa y esperó que esta le diese permiso para hablar.

--- ¿ Y bien ?

--- Mi señora, John Divney está en el Castillo. Desea hablar con usted.

--- Mmmmmh… mi querido John, qué agradable sorpresa. Retírate.

La condesa se arregló el pelo cuidadosamente y, antes de salir de la sala miró con desprecio a los mortífagos que permanecían con vida.

--- Luego me ocuparé de vosotros. No creais que el haberos librado ahora os servirá de algo.

La condesa acudió presurosa a sus aposentos, se cambió de vestido poniéndose uno muy elegante para recibir a su invitado y bajó al salón, en donde Harry la estaba esperando.

--- Mi querido John, dijo de forma alegre la condesa, dándole un fuerte abrazo a Harry. ¿ Qué te trae por aquí ? ¡ Qué agradable sorpresa !

--- Bueno, pues acababa de terminar uno de los trabajos y se me ocurrió hacerte una visita antes de comenzar con el siguiente. Como siempre me estás invitando a tu, por cierto, precioso Castillo y hasta ahora no había podido hacerlo….

--- Ya sabes que aquí siempre serás bienvenido, John. Un momento. ¿ Lugovoi, por favor ?

Un individuo de aspecto muy pálido, que parecía uno de los mayordomos de la condesa se acercó a la mesa

--- ¿ Podrías traernos un té y unas pastas, por favor ?

--- ¡ Oh, no quisiera causar ninguna molestia… ! dijo Harry

---- Faltaría más, John, menuda anfitriona sería si no te invitase a algo.


Una hora más tarde, y, tras haber reposado el pequeño tentempié, la condesa se dirigió a Harry, quien parecía impaciente.

--- Bueno John, supongo que a juzgar por tu expresión, deseas pedirme algo

--- Sí, claro. Querría que me prestara un barco

--- Por supuesto, John. Pero a cambio yo necesito que me hagas un favor a mi.

--- Lo que sea

--- Bien. Si no te importa ir acompañado durante un trecho del camino, querría que llevases contigo hasta una zona a un amigo mío.

--- Oh… pues no, la verdad es que no es ningún problema, dijo Harry sonriendo

--- Pues todos de acuerdo entonces. ¡ Tarik !

Un hombre moreno, de aspecto muy musculoso, y que traía una varita de fresno en su mano derecha y un extraño aparato circular en la izquierda, entró en la sala.

--- John te llevará al punto de enlace. Resulta que le queda de camino. Tarik procede del lejano reino mágico de Phyrexia del Mundo de Dominaria y se dirige a Lorwyn.


Tarik miró detenidamente a Harry y asintió complacido. A su vez, Harry miró fijamente a Tarik. ¿ Phyrexia ? ¿ Dominaria ? a Harry le sonaban de algo aquellos nombres, pero no se acordaba de donde.

--- Si no le importa, condesa, querría que me cuidase una cosa mientras estoy trabajando. Es que no quiero que sufra ningún percance.

--- Por supuesto que no me importa, John. ¡ Vaya preguntas !

Harry sacó el vuelatiempos de un bolsillo de su túnica y se lo entregó con cuidado a la condesa, a la cual le brillaron los ojos al verlo.

--- ¡ Por el gran Merlín ! ¡ Si es un vuelatiempos ! Hacía siglos que no veía uno

--- Como comprenderá, no quiero que le pase nada

--- No te preocupes, John, te lo cuidaré bien mientras estás ocupado con tus trabajos.

Harry le dio un abrazo cariñoso a la condesa a modo de despedida, y se dispuso a partir en el barco de la condesa, acompañado por su nuevo y extraño compañero, Tarik.


Una vez que salieron para su destino, según las coordenadas indicadas por la tormenta, Tarik desplegó el extraño artefacto circular en el centro del barco y comenzó a realizar unas anotaciones en un pequeño cuaderno.

--- ¿ Qué es ese extraño artefacto ? preguntó educadamente Harry

--- Se trata de un artefacto que hemos creado en Phyrexia llamado Loxter. Es una especie de localizador de puntos de contacto entre mundos Mágicos. En cuanto uno se encuentra cerca empieza a emitir unas vibraciones que aumentan de intensidad a medida que la distancia se acorta.

Phyrexia… otra vez ese nombre, se dijo Harry, meditabundo.

--- Comprendo. Y bueno, Tarik, ¿ a qué te dedicas en tu Mundo ?

--- Soy un caminante de planos.

--- Harry se quedó pensativo

--- ¿ Un caminante de planos ?

--- Para que te sea más fácil entenderlo, soy una especie de comerciante mágico. Me dedico a viajar entre Mundos mágicos y comercio con artefactos mágicos.

--- Me parece muy interesante, dijo Harry, mirando el extraño artefacto circular del centro del barco.

Las horas fueron pasando y los dos estuvieron hablando de distintos temas, para pasar el rato. Cada cierto tiempo, Tarik apuntaba algo en la libreta. De repente, el artefacto comentó a emitir un pitido, el cual hizo saltar a Tarik de entusiasmo.

--- ¡ Bien ! Ya estamos cerca, John. En poco tiempo estaré de vuelta en Phyrexia y tú podrás seguir tranquilamente con tu viaje.

Mientras tanto, en el presente…

Capítulo 28 ( No completo ) Harry Potter y el libro del tiempo perdido

Capítulo 28. Los 12 trabajos de Harry



En el despacho de la casa de Harry en Grimmauld Place:

--- Así que de verdad me aseguras que ese libro nos podría ayudar a combatir a Voldemort, John

--- Más que eso Lucilla, técnicamente el libro nos permitiría desterrarlo a un plano temporal perdido en el espacio y el tiempo con lo que podríamos decir que no lo eliminaríamos, pero sí nos desharíamos de él. Por cierto, vigila bien ese caballo si no quieres que mi torre se encargue de él, querida amiga. ¿ Te apetece alguna pasta para acompañar el té ?

--- Eso es fantástico, John, dijo Lucilla, sonriéndole a Harry. ¿ Y dónde está el libro ? ¿ Cómo se usa ? Ya tengo el caballo bien cubierto con el alfil, John, pero, de todos modos, gracias por avisar; con respecto a las pastas, sí, la verdad es que sí que me apetecería mucho tomar alguna, gracias.

Harry se levantó y se dirigió a la cocina, de donde vino al poco tiempo con una bandeja llena de pastas.


---- No nos conviene precipitarnos en esto Lucilla, el libro puede ser muy peligroso si no se utiliza adecuadamente. Y otra cosa, aún no sé el paradero exacto del libro. Es por eso por lo que tuve que venir a Hogwarts, para encontrarlo. Harry movió una ficha, dando jaque al rey negro de Lucilla.

--- ¿ Pero al menos tendrás alguna pista sobre su paradero no ? Vaya, me has pillado por sorpresa, John.

--- Podría decirse que sí, dijo Harry de forma enigmática. Tengo unas fuentes cercanas que podrían llevarme a él. Ahora tan sólo me queda persuadirlas de que es lo correcto. Y cuando tengamos el libro, tendré que aprender a usarlo, lo que, conociendo a Merlín, no creo que sea nada fácil, por cierto. A ver cómo sales de esta.

--- ¿ Conoces a Merlín ? Creo que tendremos que posponer el final para otro día, dijo Lucilla, mirando su viejo y lujoso reloj de pulsera.

--- Eso es una Historia para otro día Lucilla, respondió Harry, no queriendo dar importancia al asunto. Y bien, ¿ cuándo partiremos a ver al Oráculo ?

--- En cuanto estés listo, John.

--- Pues si es por mí, ahora mismo, dijo Harry, poniéndose en pie rápidamente. De todas formas, que conste que tenemos una partida pendiente, jejeje.

---- Tú, creetelo mucho John, ya verás la próxima vez.

Acto seguido, se llevó las manos a uno de los bolsillos de su túnica y saco de él lo que parecía ser una vieja copa.

--- ¿ Tienes todo lo que necesitas John ?

---- Sí, afirmó Harry.

---- Bien. Bueno, entonces a la de tres

Lucilla empezó a contar en voz alta:

--- Uno, dos y ....

---- ¡ Tres ! Dijeron los dos a la vez, tocando la copa, que obviamente era un traslador. Poco después, Harry abrió los ojos y miró a su alrededor. Rápidamente identificó los distintos elementos del paisaje que tenía enfrente. En su época como auror había estado muchas veces en ese país combatiendo el mal y atrapando magos oscuros. Se trataba inconfundiblemente de Grecia. Lo que no sabía era en qué lugar exacto de Grecia se encontraban. Harry miró a Lucilla, esperando que ella le diese una respuesta a su muda pregunta, mas fue en vano. Lucilla se limitó a sonreir a Harry y, llevándose un dedo a los labios, le pidió silencio.

--- ¡ Sígueme, John !

Se dirigían a una antigua estatua que se encontraba en el interior de unas ruinas de un antiguo templo. Había muchos muggles alrededor suyo sacando fotos. Lucilla le indicó que se sentase en una de las piedras del recinto. Al parecer, no podían hacer lo que iban a hacer con todos esos muggles a su alrededor.

--- En la Antigüedad, muchos sabios muggles y magos procedentes de todo el Mundo iban a ver a los adivinos y distintos profetas y Sibilas pidiendo consejo relativo a distintos acontecimientos relativos al futuro. El más famoso y sabio de esos Oráculos era sin duda el que se encontraba aquí, en Delfos, cercano al templo del dios Apolo. Se decía que los dioses otorgaron a sus ancestros sus poderes adivinatorios y, antes de que un Oráculo se retirase o muriese elegía un heredero, al cual le entregaba su don adivinatorio. Así, hubo muchas generaciones de Oráculos que sobrevivieron a distintas épocas muy diversas mientras distintos imperios se iban forjando para después desaparecer. Pero el paso del tiempo trajo consigo el avance de la ciencia y las antiguas creencias en los poderes ancestrales de los Oráculos fue decayendo, desapareciendo uno tras otro de la faz del Mundo. Tan sólo el de Delfos se perpetuó en el tiempo y así ha sido hasta ahora.

--- Pero... yo creía que en Delfos hacía muchos siglos que ya no había ningún Oráculo. ¡ Están sólo las ruinas !

--- Eso es lo que los muggles creen. En realidad, se construyó un nuevo templo subterráneo, que sirviese al Oráculo para poder profetizar en él y su existencia se mantendría oculta a los muggles, los cuales ya no creen en estas “ artes profanas ” como opinan ellos.

---- Así que, debajo de nosotros....

Harry estaba muy emocionado con la noticia. ¡ El legendario Oráculo de Delfos le iba a recibir en persona a él !

--- Pues sí. Y esta esta estatua ante la que nos encontramos es la que sirve para abrir el pasadizo que nos llevará al templo, dijo Lucilla, sonriendo.






Mientras tanto, en Hogwarts, las cosas iban a peor entre el grupo de los Merodeadores y su enemigo declarado, “ Severus Snape ” :

En las últimas clases de Encantamientos las chispas habían saltado más que de costumbre . Cada vez que los fríos ojos de Severus se cruzaban con los marrones ojos de Potter, ninguno de los dos se resistía a la tentación de molestarse. Los insultos pasaban a más y a menudo el profesor Flitwick tuvo que poner paz de por medio entre Potter y Snape.

--- Para Severus era algo personal, un reto.

--- ¡ La cuadrilla de Potter ¡ susurró Snape una tarde, después de las clases, al cruzarse con James y el resto de los Merodeadores en un pasillo del 4º piso.

Al fondo del pasillo aparecieron el arrogante Lucius Malfoy, acompañado por todo su séquito: su novia Narcisa Black, la prima de su novia, Bellatrix Black, Dolohov, Zabini, Crabbe y Goyle. Lucius iba a 7º curso y a pesar de pertenecer a Slytherin como Severus, no se hablaban mucho. De hecho, Severus tenía muy pocos amigos en Hogwarts. Por el otro ala del pasillo, apareció Lily Evans, acompañada por dos amigas, Alice y Madeleine.
--- ¡Eh, sangre sucia! vociferó Bellatrix a Lilian Evans. ¡Deberías ir con una gasa para ir limpiando los pasos que dejas en el suelo, porque después si quiero pasar yo por ahí me puedo infectar!
Snape, que escuchó esto, no pudo evitar reirse.

Evans se dio la vuelta, muy enfadada y, sacando rápidamente su varita, amenazó con ella a Bellatrix:
---- ¡Cuidado con lo que dices con tu asquerosa lengua bífida! ¡ Ten tus ojos alerta, porque cualquier dia verás que ese pelo que tienes, el cual cuidas tanto, se convierte en estropajo ! Por cierto, te recuerdo que soy prefecta de Gryffindor.
---- Mi querido Lucius también es prefecto, dijo Narcisa, muy orgullosa.

Alice y Madeleine se echaron a reir.




---- ¡Ah! Pero si es Quejicus, dijo burlonamente entonces Sirius Black mientras apuntaba con su varita a Snape.
Snape sintió que la sangre le hervía y se metió la mano al bolsillo para tener lista su varita.
--- Deberías cuidarte más Black, porque el que va a salir perdiendo serás tú, dijo fríamente Snape esbozando una sonrisa maliciosa con sus finos labios.---- ¿Eso crees? Dijo Sirius de forma irónica.

--- ¿ Quieres que te ayude con estas tigresas Evans ? le preguntó James a Lily

--- ¡ Piérdete, Potter ! ¡ No te soporto ! ¡ Y sé apañármelas muy bien yo solita ! ¿ Verdad, chicas ?

--- Yo tengo que irme Lily, dijo entonces Alice, mirando su reloj. He quedado con Frank en los jardines para dar un paseo.

--- ¿ Con Longbottom ? Jejeej, qué picarona estas hecha, dijo Madeleine, riéndose



--- La chica no pidió tu ayuda, Potter, le espetó Snape a James. Sirius sacó su varita pero Remus Lupin le agarró fuertemente del brazo, impidiéndole usarla.
--- No lo hagas, Sirius, es mejor que pelee él solo, nosotros no nos metamos en problemas.--- Que poca cosa, dijo Lucius, burlándose.
--- ¿Qué dices, Malfoy? ¿Dices que soy un cobarde? ¡Te voy a demostrar aho...! --- ¡Black, no lo hagas! interrumpió Evans. Nos restarán puntos si nos pillan.James, enfurecido, se giró rápidamente, y fulminó a Evans con la mirada.--- ¡Deja de preocuparte sólo por los puntos! le espetó. Ella no dijo nada, tomó a su amiga Madeleine por el brazo y ambas se fueron rápidamente.


---- Burros, eso es lo que sois, dijo con desprecio mientras se alejaron de ellos.--- Bueno Quejicus, ¿quieres un duelo? ¿Quieres demostrar tu habilidad en las Artes Oscuras? Así comprobaremos si es todo verdad... si has progresado en el uso de los conjuros tenebrosos. Personalmente, no me lo creo...
- Entonces… ¿ quieres comprobarlo por ti mismo, Black ? dijo gélidamente Snape levantando la varita. Por cierto, no esperes que se me haya olvidado vuestra macabra broma el otro día en el árbol….
---- Pettigrew... ¿ Pero… pero qué está pasando aquí?
La profesora McGonagall acababa de llegar, llevaba unos libros en los brazos y tenía una expresión intensamente severa. Nadie dio respuesta a la pregunta de la profesora.- ¡He dicho que qué está sucediendo aquí! exclamó con los ojos llenos de rabia.- Sólo conversábamos, profesora respondió Severus aparentando tranquilidad. - ¿Eso es cierto? preguntó a los demás, incrédula.
Todos asintieron con la cabeza, excepto Potter y Black que parecían profundamente iracundos. --- ¡Pues bien, vayan a sus salas comunes! Y Pettigrew, tú no, tengo que hablar contigo, ¡ sígueme ! voceó. Ambos obedecieron, pero antes, Potter y Severus se lanzaron la última mirada de odio.

En ese momento, una chica rubia de primero se acercó a ellos. Pronto la reconocieron.

---- ¡ Elena ! ¡ Déjame en paz !

--- Pero James, ¡ yo te amo !

---- Jajajaj se rió Snape. Veo que no soy el único que tiene problemas de autocontrol.

---- ¡ Verás tú ! Potter intentó agarrar su varita, pero el fuerte abrazo de la chica le impidió mover sus brazos.

--- Ya nos veremos en otro momento, Potter, en cuanto estés…. Menos ocupado.

---- ¡ Maldito seas ! ¡ Elena, suéltame !

---- Pero querido….

--- ¡ Aaaah !

James consiguió soltarse de un tirón y salió corriendo por el pasillo, perseguido por la chica.

--- Es increíble lo de esta chica. Lleva acosando a James desde que comenzamos el curso.


Un joven rubio andaba lentamente a lo largo de unas calles muy amplias. El joven iba pensativo, preocupado por algo. No se daba la menor cuenta de la belleza matutina de aquella callejuela que lo llevaba de la arenosa colina del suburbio donde llevaba viviendo los últimos meses hacia la parte central y académica de la ciudad.

Al llegar a la altura de un edificio antiguo se sentó en un banco que había a la entrada. Cada dos minutos miraba su reloj de pulsera nerviosamente, con impaciencia, sus actos le delataban, sin duda alguna estaba esperando a alguien. Poco después llegaron dos personas, una mujer y un hombre barbudo. El joven rubio se levantó:


--- Ya era hora muchachos

--- Si no hubiésemos estado de juerga ayer por la noche esto no habría pasado Omar

--- No hables más, Yafar. Tenemos que entrar, nos esperan en la reunión del Elemento

Los 3 se dirigieron a uno de los ascensores situados en una de las esquinas del amplio vestíbulo de recepción y una vez dentro, sacaron sus varitas mágicas. Omar apuntó con la varita y lanzó un hechizo; al instante, un botón dorado apareció debajo del último botón de la clavija del ascensor.

--- Marca ya, Yafar, no tenemos todo el día


Hasta muy recientemente, Omar, Yafar y Jasmine habían sido sólo unos outsiders, estudiando únicamente los procedimientos de lo que entonces llamaban “ Stevens y su banda” con temor y escasa comprensión, y pronunciando en las reuniones del Consejo de la empresa cortos y nerviosos discursos que jamás influían en el curso de los acontecimientos. Ahora estaban dentro, y “ Stevens y su banda” se habían convertido en “nosotros”, o sea, el “Elemento Progresivo de la Empresa”. Todo había ocurrido súbitamente, y aun sentían en su boca el dulce sabor. Por supuesto, todo en sí, la empresa misma, formaba parte de una tapadera del Pacto, en donde la mayoría de los miembros del Consejo formaban parte del mismo. Así que en realidad, “El Elemento progresivo de la empresa era “ El Elemento progresivo dentro del Pacto ” que lo conformaban los que dentro de la organización, estaban en contra de la pérfida condesa Lucilla y su ejército de vampiros. Omar, Yapar y Jasmine, por su parte, trabajaban del lado de la condesa y habían conseguido infiltrarse no sin muchas dificultades. La condesa deseaba saber quienes eran los rebeldes para ir eliminándolos uno a uno.

—¿Crees entonces que todo irá adelante? preguntó Jasmine.

— Sin duda, repuso Stevens. Para empezar, tenemos al Presidente, al Tesorero y a todos los de Recursos Humanos y a varios de los chupasangres. He tanteado a Pelham y a Ted, y son nuestros. He hecho creer a Hillary que comprende el punto de vista y que está en su favor. Bill el “Aguacero” tratará sin duda de hacer algún desastre, pero es probable que esté de nuestro lado si llegamos al voto. Además, no se lo he dicho todavía. Theodore estará allí. Vino anoche a la hora de cenar, y se puso a trabajar enseguida.

Omar empezó a buscar mentalmente la manera de ocultar que no sabía quién era
Theodore. Al cabo de un momento recordó vagamente un obscuro colega cuyo nombre de pila era Richard.

—¿Telford? preguntó intrigado. Sabía perfectamente que Telford no podía ser el Theodore a que Stevens se refería, y en consecuencia dio un tono humorístico a su pregunta.

—¡Válgame Dios, Telford! —exclamó Stevens echándose a reír. ¡No! Me refiero a lord
Worrick, de Sussex; Theodore Kelvin, como solíamos llamarlo.

--- Me extrañaba un poco que fuera Telford, dijo Omar riéndose también. Me
alegro de que venga Theodore. No lo conozco, ya lo sabe.

—¡Oh, pues debe conocerlo! dijo Stevens. Mire, venga a cenar esta noche con
nosotros. Lo he invitado también.

—Tendré mucho gusto, dijo Omar con sinceridad. Y después de una pausa, añadió: A propósito, supongo que la posición de Theodore es completamente segura, ¿verdad?

—¡Qué quiere usted decir? —preguntó Stevens.

—Pues... se habló un poco, no sé si recuerda, de cómo una persona que estaba tanto
tiempo fuera podía seguir gozando del favor del ama.

—¡Oh!... ¿Se refiere a Glossop y a toda su banda de magos intrigantes? No pasará nada. ¿No cree que todo eso son chismes?

—Entre nosotros, sí. Pero confieso que si tuviese que explicar en publico cómo un
hombre que está siempre en Londres puede seguir siendo miembro del Pacto, no me
sería fácil. Las verdaderas razones son lo que Watson llamaría imponderables.

—No estoy de acuerdo. No tendría el menor inconveniente en explicar las verdaderas
razones en público. ¿No es acaso importante para una empresa como la nuestra tener
relaciones influyentes con el mundo externo? No tiene nada de imposible que Theodore forme parte del próximo Gabinete. Incluso la presencia de Theodore en Londres ha sido muchísimo más útil para nuestra Empresa que Glossop y media docena más de su especie que se pasan la vida aquí, perdidos en medio de China.

—Sí, es verdad. Pero, de todos modos, sería un poco difícil explicarlo en esta forma en
una reunión del Consejo.

--- Hay una cosa, dijo Stevens en tono un poco menos íntimo, que quizá debería saber referente a Theodore.

--- ¿Qué es?

--- Es el que consiguió su nombramiento.

Los 3 permanecieron silenciosos. No les gustaba que les recordasen que no sólo habían estado fuera del Elemento Progresivo, sino fuera de la misma empresa durante mucho tiempo. Tampoco Stevens les gustaba siempre. Su placer de estar con él no podía, en verdad, ser llamado placer.

--- Sí, dijo Stevens. Denniston, la señorita Weatherby y Mr Gotham eran sus rivales. Entre nosotros, había muchos que preferían sus escritos a los suyos. Fue Theodore quien insistió constantemente en que eran ustedes los que necesitábamos. Fue a ver a Duke y apoyó sólidamente su causa.

Esgrimió el argumento de que lo esencial era encontrar el tipo de gente que necesitábamos y reírse de la calificación de los escritos. Y debo confesar que tenía razón.

--- Es usted muy amable, dijo Omar, tratando de parecer agradecido, haciendo una ligera y burlona inclinación.

Estaban muy sorprendidos del cariz que había tomado la conversación. Era una vieja regla en la empresa, como probablemente en cualquier empresa que se precie, no mencionar nunca en presencia de un nuevo miembro del consejo las circunstancias de su elección, y ellos no se habían dado cuenta hasta entonces de que ésta era también una de las tradiciones que el Elemento Progresivo se disponía a derogar. Tampoco se les había ocurrido nunca que su elección pudiese haber dependido de otra causa que a las buenas relaciones interesadas con algunos miembros del Consejo, y el “ consiguiente enchufe resultante de ello ”. Menos aún, que hubiese dependido de tan poco. Se habían acostumbrado tanto a su posición que esta idea les hizo experimentar esa curiosa sensación que un hombre tiene al descubrir que su padre había estado anteriormente casado con otra mujer.

—Sí, prosiguió Stevens, siguiendo otro orden de ideas. Ahora veo claro que Denniston, Weatherby y el señor Gotham no hubieran servido.


Rotundamente, no. Eran brillantes en su tiempo, desde luego, pero parecen haber descarrilado un poco desde entonces con todo su Distribuitismo y demás tonterías. Dicen que es probable que acaben en un monasterio.

—No son magos tontos, de todos modos, repuso Yafar.

—Me alegraré de que conozca a Theodore, dijo Stevens. No tenemos tiempo ahora, pero hay algo referente a él que quisiera hablarle. Omar lo miró inquisitivamente.
James, yo y dos más, añadió Stevens, bajando un poco la voz, hemos estado pensando que debería ser el nuevo Vicepresidente. Pero ya hemos llegado...

—No son las doce todavía, dijo Omar. ¿Qué le parecería si fuésemos al Tchai Mai a tomar una copa?

Y todos fueron al Tchai Mai. No hubiera sido fácil conservar la atmósfera en que operaba el Elemento Progresivo, sin una buena cantidad de estas pequeñas cortesías. Estas pesaban más sobre Yafar que sobre Stevens o cualquiera de los otros, ya que que era soltero y disfrutaba pagas extras por misiones fuera del país, un privilegio del cual no disfrutaban Omar y Jasmine. Pero el Tchai Mai era un lugar agradable. Stevens pidió una cerveza de mantequilla para cada uno .

--- La única vez que fui huésped de la empresa persuadí a mi anfitrión de que me dejase entrar en el Bosque y me abandonase allí durante una hora. Me pidió perdón por encerrarme.

A muy poca gente le está permitida la entrada en el Bosque de Bracton, Omar. La verja es obra del gran mago Luciber Jones y forma la única entrada; un alto muro cerca el Bosque, que puede tener un cuarto de milla de ancho y una milla de este a oeste. Si se llega de la calle y se atraviesan los recintos colindantes pertenecientes a la empresa para penetrar en él, el sentimiento de una penetración gradual en el terreno sagrado entre los sagrados es sumamente fuerte. Primero se atraviesa el cuadrángulo Newton, que es seco y arenoso, rodeado de floridos pero bellos edificios georgianos. Después se entra en una especie de corredor fresco en forma de túnel, casi obscuro a mediodía, a menos que la puerta de la derecha, que da al Hall, esté abierta o la de la tahona, a la izquierda, permita dirigir una mirada a la luz del día del interior, cayendo sobre los estantes y respirando una vaharada de olor a pan fresco. Al salir de este túnel se encuentra uno en el Monumento Medieval, en el claustro de un cuadrángulo mucho menor llamado República. La hierba parece allí mucho más verde después de la aridez de Newton, y la misma piedra de los arbotantes da la impresión de ser tierna y estar animada de vida. La capilla no está lejos; por el aire llega el ronco y profundo tañido de las viejas campanas. Se sigue avanzando por el claustro entre lápidas, urnas y bustos que conmemoran difuntos miembros destacados de la empresa, y bajando unos gastados escalones se llega a la plena luz del día de un cuadrángulo llamado Lady Chimiko .

Los edificios a derecha e izquierda pertenecen al siglo XVII; son humildes, de carácter casi doméstico, con lumbreras y tejas grises y musgosas. Está uno en un dulce mundo protestante. Se encuentra, quizá, pensando en Bunxian o en el Haymen de Xai Ti. No hay edificios en la parte de enfrente o cuarto lado del cuadrángulo de Lady Chimiko; sólo una hilera de álamos y un muro; y allí, por primera vez, se oye el ruido del agua que corre y el arrullo de los pichones del bosque. La calle está ya tan lejos que no se oye ruido alguno. En el muro hay una puerta que lleva a una galería cubierta, con estrechas ventanas a ambos lados.
Al mirar por ellas se da cuenta el visitante de que está cruzando un puente y que bajo él corren las aguas obscuras y profundas del río. Se está ya cerca de la meta. Una portezuela en el extremo opuesto da al campo de bolos de los Miembros del Consejo; al otro lado se ve el alto muro del Bosque, y a través de la verja de Iñigo Jones el verde brillante de la luz del sol y las sombras profundas.

Supongo que el mero hecho de estar rodeado de muros da al Bosque una parte de su peculiar calidad, porque cuando una cosa está encerrada la mente tiene tendencia a considerarla fuera de lo común. Mientras avanzaba sobre la inmaculada hierba experimentaba la sensación de ser recibido. Los árboles estaban tan separados que se veía a distancia un follaje ininterrumpido, pero el lugar donde me detenía me daba siempre la sensación de ser un claro; rodeado de un mundo de sombras, caminaba en
medio de la tenue luz del sol. Salvo por los corderos, cuyo pacer mantenía la hierba rasa y que de vez en cuando levantaban sus largas y atontadas cabezas para mirarme, estaba completamente solo; y tenía más la sensación de la soledad de una gran habitación de una casa abandonada que de la soledad corriente de puertas afuera. Recuerdo que pensé: “Cuando se está solo, realmente solo, cada uno de nosotros es un chiquillo; ¿o acaso no somos nadie”? La juventud y la edad tocan sólo la superficie de nuestras vidas.

--- La verdad es que es precioso, apreció Jasmine

--- Media milla es un camino corto, prosiguió Omar. Y, no obstante, me pareció que transcurría mucho
tiempo antes de llegar al centro del Bosque. Supe que era el centro porque allí estaba lo que principalmente había ido a ver. Era un pozo; un pozo con unos escalones que permitían el descenso y los restos de un antiguo pavimento alrededor. Estaba ya deteriorado. No bajé a él, sino que me senté sobre la hierba y lo toqué con los dedos.
Aquello era el corazón del Bosque de Bracton o Bragdon; de él habían brotado todas las leyendas, y de él, sospechaba, había dependido originalmente la existencia de la empresa.
Los arqueólogos estaban de acuerdo en que la albañilería era obra anglorrománica muy antigua, hecha por magos en la propia víspera de la invasión anglosajona. Cómo el bosque de Bragdon estaba relacionado con Bracton el famoso hechicero Oscuro era para mí un misterio, pero imaginé en mi fantasía que la familia Bracton había aprovechado una accidental similitud de nombres para creer, o hacer creer, que tenía algo que ver con ello. Ciertamente, si todo lo que se decía era verdad, o la mitad solamente, el Bosque era más antiguo que los Bracton. Supongo que nadie daría hoy mucha importancia al Balachthon de Strabo, a pesar de que llevase a un Presidente de la empresa del siglo XVI a decir que “no conocemos ningún relato, por antiguo que sea, respecto a China, sin un Bragdon”. Pero la canción medieval nos hace retroceder hasta el siglo XIV:

In Bragdon Bricht this ende dai

Herde ich Merlin ther he lai

Singende woo and welawai.3

Es una prueba bastante fehaciente de que el pozo con el pavimento anglorromano era ya el “Pozo de Merlín”, a pesar de que este nombre no es hallado hasta el reinado de Iku Tai, cuando el buen Presidente Shovel circundó el Bosque con un muro “a fin de alejar todas las profanas e idólatras supersticiones y desterrar de él toda clase de vulgares fiestas nocturnas, juegos, bailes, festejos, cocimiento del pan de Morgan (para lo cual se empleaba hasta ahora la fuente llamada por vanidad el Pozo de Merlín) y principalmente desterrar y abominarlo como escenario de papismo, gentilismo, lascivia y disolutas locuras”. No era que el Colegio renunciase por tal acción a su interés por el lugar. El viejo mago Shovel, que vivió casi hasta los doscientos veinte años, apenas se había enfriado en su tumba cuando uno de los magos de Ikuko, creyendo su deber destruir “las plantaciones y los grandes lugares”, mandó algunas brujas con ánimo de impresionar a la gente campesina por su pía acción. El plan no se llevó finalmente a cabo; pero hubo una refriega entre el Empresa y las brujas en el corazón mismo de Bragdon, y el fabulosamente docto y santo Richard Crowe fue hallado muerto víctima de una maldición asesina en las mismas escaleras del Pozo. Puede haber habido alguien que haya acusado a Crowe de papismo o de gentilismo; no obstante, la historia nos dice que sus últimas palabras fueron:

--- “Ved, señores. Si Merlín, que era hijo del diablo, era el más leal servidor del Rey que jamás comió pan, ¿no es una vergüenza que vosotros, no siendo más que unos simples magos malvados, seáis rebeldes y regicidas?” Y siempre, a través de todos los cambios, cada Presidente de Bracton, el día de su elección, ha bebido el ceremonial trago de agua del Pozo de Merlín en la gran copa que tanto por su antigüedad como por su belleza era el mayor de los tesoros de Bracton.



--- Yo pensaba que el pozo data de la época de Merlín, dijo Yafar

--- Y así es, aclaró Stevens, se dice que cierta noche de verano, se apareció allí donde había yacido el poeta Collins; donde había llorado George III, y donde el brillante y bien amado Chin Mushen compuso su famoso poema tres semanas antes de hallar la muerte en la India. El aire estaba tan tranquilo y el dosel de follaje sobre mi cabeza era tan espeso, que me quedé dormido. Fui despertado por mi amigo, que me volvió a la realidad desde mi remota lejanía.

El tema principal de la controversia en la reunión del Colegio era la cuestión de la venta del Bosque de Bracton. El comprador era el M.I.N.E.C., o sea, el Instituto Mágico Nacional de Experimentos Coordinados. Querían un lugar para construir un edificio digno de albergar esta notable institución. El M.I.N.E.C. era el primer fruto de la constructiva fusión entre el Estado y el Laboratorio en la cual tantos magos basan sus esperanzas de un mundo mejor. Era liberarse de casi todas las enojosas restricciones que hasta entonces habían obstaculizado las investigaciones en este país. Era también liberarse ampliamente de las restricciones impuestas por la economía mágica, porque, se argüía, una nación que puede gastar tantos millones al día en una guerra puede seguramente soportar un gasto de algunos millones al mes para productivas investigaciones en tiempo de paz. El edificio propuesto debía ser de un tipo capaz de aportar una visible modificación al perfil ciudadano de Pekín; el personal debía ser numeroso y los salarios principescos. La persistente presión y la incesante diplomacia habían alejado el nuevo Laboratorio Mágico de Siam, de Pekín y de Chittarong. Se pensó en todas estas ciudades como escenario posible de sus labores, y algunas veces el Elemento Progresivo había casi desesperado. Pero el éxito era ahora prácticamente seguro.

Si el M.I.N.E.C. podía conseguir el terreno necesario, vendría a la ciudad. Y en cuanto viniese, pensaba todo el mundo, las cosas empezarían por fin a avanzar. Stevens incluso había expresado sus dudas con respecto a que las cosas se desarrollaran sin ningún tipo de incidentes.



Tres años antes, si Omar hubiese ido a una Junta del Consejo a fin de asistir a una reunión en la que debiera decidirse este punto, habría esperado oír las reclamaciones del sentimiento contra el progreso, y a la belleza de entablar el debate contra la utilidad. Hoy, mientras se sentaba en la gran Sala situada en la parte alta del edificio sur de Lady Chimiko, no lo esperaba. Sabía ya que no era la forma en que se hacían las cosas.

El Elemento Progresivo había llevado bien el asunto. La mayoría de los Miembros no sabían, cuando se sentaron en los escaños de la Sala, que se tratase de vender el Bosque. Vieron, desde luego, en su orden del día que el punto 15 a tratar era: “Venta de tierras de la empresa”, pero como esto ocurría en casi todas las reuniones no le dieron importancia. Por otra parte, vieron que el punto 1 decía: “Asuntos relacionados con el Bosque de Bragdon”, pero no estaba relacionado con la venta propuesta. Stevens, que se levantó como subdirector para presentarlos, dijo que tenía algunas cartas que leer ante el Consejo. La primera era de una sociedad relacionada con la conservación de monumentos antiguos.

Lo cierto, es que esta sociedad fue mal aconsejada al hacer dos reclamaciones en una carta. Hubiera sido más oportuno limitarse a llamar la atención del Consejo sobre el mal estado del muro que circulaba el Bosque. Cuando insistió en la necesidad de construir alguna protección sobre el Pozo mismo, haciendo incluso observar que lo habían ya pedido antes, varios de los miembros del Consejo comenzaron a incomodarse. Y cuando, como una especie de idea ulterior, expresó el deseo de que el Consejo fuese un poco más acomodaticio con los anticuarios que querían examinar el Pozo, el Consejo se incomodó definitivamente. No se podía acusar a un hombre en la posición de Stevens de leer intencionadamente una carta; pero su forma de leerla no era ciertamente una glosa de todos los defectos del tono de la composición original. Antes de que volviese a sentarse, todos los asistentes sentían el vivo deseo de hacer comprender al mundo exterior que el Bosque de Bragdon era propiedad privada de la empresa, y que el mundo exterior haría mejor ocupándose de sus asuntos. Después se levantó para leer otra carta. Esta era de una sociedad mágica espiritista que pedía permiso para investigar los “fenómenos relatados” en el Bosque; una carta, “relacionada, como dijo Stevens, con la siguiente, la cual, decía lo siguiente:

Esta otra procedía de una firma que había oído hablar de la proposición de los espiritistas, y pedía permiso para impresionar una película, no exactamente de los fenómenos mágicos, sino de los espiritistas buscando los fenómenos. Stevens recibió instrucciones de contestar una breve negativa a estas tres cartas.

Entonces se oyó una voz que procedía de un sitio diferente de la gran sala. Theodore Kelvin se había levantado. Estaba completamente de acuerdo con la decisión del Colegio referente a aquellas tres impertinentes cartas de diversas entidades mágicas exteriores, pero, ¿no era un hecho, después de todo, que el muro que circundaba el Bosque estaba en un estado poco satisfactorio? Varios Miembros, Stevens era uno de ellos, imaginaron que se iniciaba una revuelta por parte de Kelvin contra “Stevens y su banda”, y escuchaban con creciente interés. Casi inmediatamente, el Tesorero, James
Busby, se puso en pie. Aceptó la pregunta de Kelvin. En su calidad de Tesorero, había consultado con expertos en la materia respecto al estado del muro del Bosque. “Poco satisfactorio” era, a su juicio, una expresión demasiado suave para describir su estado. Sólo un muro enteramente nuevo podría remediar la situación. Con gran dificultad se consiguió arrancarle el probable coste de esta obra, y cuando el Consejo oyó la cifra hubo gran sensación. Theodore Kelvin preguntó fríamente si el Tesorero proponía seriamente que el Consejo afrontase un gasto de aquella importancia. Busby (un ex auror, traidor a la causa, muy grueso, de barba negra y poblada) contestó malhumorado que él no había propuesto nada; si tuviese que hacer una proposición sería que el asunto no podía tratarse aisladamente sino junto con algunas importantes consideraciones financieras que consideraba su deber exponer posteriormente. Hubo una pausa al oír esta temible
declaración, hasta que gradualmente, uno tras otro, los outsiders, los “obstruccionistas”, los no incluidos en el Elemento Progresivo, empezaron a intervenir en el debate.

La mayoría se resistía a creer que una reparación de menor importancia que la construcción de un muro nuevo pudiese no ser suficiente. El Elemento Progresivo los dejó hablar durante unos diez minutos. Parecía de nuevo que Theodore Kelvin estuviese capitaneando a los outsiders. Quería saber si era posible que el Tesorero y el Comité de Conservación no podían realmente hallar alternativa entre la construcción de un nuevo muro y permitir que el Bosque de Bragdon se convirtiese en unos terrenos comunales. Exigió una respuesta. Algunos de los outsiders empezaron incluso a creer que era demasiado severo para con el Tesorero. Finalmente, éste dijo con voz apagada que había estudiado de forma puramente teórica algunas posibles alternativas. “Un vallado de alambre espinoso...”, dijo, pero el resto fue ahogado por un rugido de desaprobación, durante el cual se oyó al viejo canónigo Jewel decir que antes quisiera ver caer al suelo el último árbol del Bosque que verlos metidos en una jaula de alambre de espino. Finalmente, el asunto fue aplazado para ser tomado en consideración en la próxima junta.


El punto siguiente fue uno de aquellos que la mayoría de los Miembros eran incapaces de entender. Implicaba la recapitulación (por parte de Stevens) de una larga
correspondencia entre el Consejo y el Alcalde de la Ciudad acerca de la propuesta incorporación del M.I.N.E.C. Al Conglomerado empresarial de la ciudad. Las palabras “obligados a” fueron repetidas durante todo el debate que siguió. “Al parecer, dijo Watson, nos hemos dado en prenda como Empresa para el más amplio apoyo posible del nuevo Instituto.

” Kelvin dijo: “Al parecer, nos hemos ligado de manos y pies para dar a la Conjunto empresarial carte blanche.” Lo que todo esto realmente significaba jamás fue visto claramente por parte de los outsiders. Recordaban haber luchado con ahínco durante la anterior reunión contra el M.I.N.E.C. y su obra, y haber sido batidos; pero todos los esfuerzos por descubrir qué importancia había tenido su derrota, a pesar de haber sido contestado claramente por Stevens, sólo sirvieron para enmarañarlos más en los impenetrables vericuetos de la constitución empresarial y los todavía más obscuros misterios de las relaciones entre el Conjunto empresarial y la empresa. El resultado de la contienda los dejó bajo la impresión de que el honor del Colegio estaba ahora ligado al establecimiento del M.I.N.E.C. en la ciudad.

Durante la discusión de este punto, la atención de más de un Miembro fue atraída por la idea del almuerzo, y el interés divagó un poco. Pero cuando Stevens se levantó a la una menos cinco para tratar del punto 3, la atención se recrudeció vivamente. El punto era llamado “Rectificación de una anomalía en los estipendios de los Miembros jóvenes”. No quisiera decir aquí lo que la mayoría de los Miembros jóvenes cobraban en aquel tiempo, pero creo que difícilmente cubría los gastos de residencia de su período de prácticas, que era obligatoria. Omar, que apenas acababa de salir de esta categoría, sintió gran simpatía por ellos. Comprendió la expresión de sus rostros. La Rectificación, si era aprobada, significaba para ellos ropas y vacaciones, y carne para el almuerzo y la posibilidad de comprar la mitad, en lugar de una quinta parte, de los libros de magia que necesitaban. Todas las miradas estaban fijas en el Tesorero cuando se levantó para contestar a Stevens. Dijo que esperaba que nadie se imaginaría que podía aprobar la anomalía que en 1910 había excluido la clase más baja de los Miembros de las nuevas cláusulas del párrafo 18 del Estatuto 17. Tenía la seguridad de que todos los presentes tenían el deseo de verlo rectificado; que era su deber, como Tesorero, hacer ver que aquella era la segunda proposición en la mañana que implicaba un gasto de importancia. Sólo podía decir a este respecto, como había dicho cuando la anterior proposición, que le era imposible aislarlo del problema de conjunto referente a la situación financiera actual de la empresa, que esperaba exponerles durante el transcurso de aquella tarde.

Muchas más cosas fueron dichas, pero nadie dio respuesta al Tesorero, el asunto fue pospuesto y cuando, a las dos menos cuarto, los Miembros salieron en tropel de la Sala para ir a almorzar, hambrientos, con dolor de cabeza y anhelantes de beber algo, cada uno de los Miembros jóvenes tenía en su mente la idea fija de que el nuevo muro para el Bosque y el aumento de su propio estipendio eran dos cosas estrictamente alternativas. “Este maldito Bosque nos ha salido al paso toda la mañana”, dijo uno de ellos. “No hemos salido todavía de él”, contestó otro.


En este estado de ánimo, el Colegio se reunió de nuevo en la Sala después del almuerzo para estudiar las finanzas. Busby, el Tesorero, fue naturalmente el principal orador. Hacía mucho calor en la Sala durante aquella tarde soleada; y el suave tono de la explicación del Tesorero, junto al brillo de su blanca y extraordinariamente perfecta dentadura resaltando sobre la barba, creó una especie de poder hipnótico. Los Miembros del Consejo no siempre encuentran los asuntos financieros fáciles de entender; si les hubiese sido fácil no hubieran pertenecido seguramente a la especie que suelen pertenecer los Miembros de los distintos Consejos de administración de las distintas empresas afincadas en China. Dedujeron que la situación era mala, muy mala. Algunos de los más jóvenes e inexpertos dejaron ya de pensar si se les aumentaría el estipendio o se construiría el nuevo muro, para preguntarse si la Empresa podría todavía seguir existiendo. Los tiempos, como dijo el Tesorero, eran extraordinariamente difíciles. Los Miembros más antiguos habían oído tantas veces y tan a menudo las mismas palabras en boca de otros Tesoreros, que estaban menos
preocupados. No quiero decir ni un solo momento que el Tesorero de la empresa tratase de presentar la situación de una manera equívoca.

Son muy raras las veces que los asuntos de una gran corporación, indefinidamente consagrada al avance del saber, puede ser considerada, de una forma ambigua, satisfactoria. La exposición fue excelente. Cada frase fue un modelo de claridad; y si sus oyentes encontraron el resumen de su exposición menos claro que cada una de sus partes, pudo ser enteramente culpa suya.

Algunas reducciones e inversiones sin importancia que propuso fueron unánimemente aprobadas, y el Consejo, satisfecho, aplazó la sesión para después del té. Eran ya las seis de la tarde cuando todas las líneas convergentes del pensamiento y del sentir, excitadas por los anteriores temas, se concentraron en la cuestión de la venta del Bosque de Bragdon. No
fue llamada “la venta del Bosque de Bragdon”.

El Tesorero empleó la expresión “venta del área teñida de rojo en el plano, que, con la venia del Presidente, haré pasar ahora alrededor de la mesa”. Hizo observar lealmente que esto implicaba la pérdida de una parte del Bosque. En realidad, la propuesta edificación del M.I.N.E.C. dejaba todavía a la Empresa una banda de unos dieciséis pies de anchura a lo largo de la mitad más lejana del lado sur, pero no podía haber engaño, porque los Miembros tenían delante de los ojos el plano para examinarlo atentamente.


Era un plano en pequeña escala y quizá no muy cuidadosamente trazado, hecho únicamente con el propósito de dar una idea del asunto.

En contestación a las preguntas, tuvo que admitir que, desgraciadamente, o afortunadamente, el Pozo se encontraba en el área solicitada por el M.I.N.E.C. Los derechos de acceso del Colegio serían, desde luego, garantizados; y el Pozo y el pavimento serían conservados por el Instituto de forma que diesen satisfacción a todos los arqueólogos del mundo. Se abstuvo de dar consejo alguno y se limitó a mencionar la sorprendente cifra que el M.I.N.E.C. ofrecía por la compra. Después de esto, la reunión se animó. Las ventajas de la venta fueron apareciendo por si solas como frutos maduros que caen en la mano uno después de otro. Resolvía el problema del muro; resolvía el problema de conservar los monumentos antiguos; resolvía el problema financiero; parecía resolver también el problema de los estipendios de los Miembros jóvenes. Parecía además que el M.I.N.E.C. consideraba que aquel era el único sitio posible en toda la ciudad; si por alguna razón la empresa no se decidía a vender, el plan propuesto al Consejo sería llevado a Pekín. Se consiguió incluso arrancarle al Tesorero, después de mucho preguntar, la confesión de que sabía que en Pekín tenían grandes deseos de vender.

Los “duros de pelar” que se hallaban presentes, para quienes el Bosque de Bragdon era casi el elemento básico de su vida, podían difícilmente darse cuenta de lo que ocurría.
Cuando consiguieron hablar, sus voces produjeron una nota discordante en medio del júbilo general. Maniobrando hábilmente, fueron puestos al lado de los que querían ver a Bragdon rodeado de alambre de espino. Cuando finalmente el viejo Jewel, ciego, tembloroso y casi sollozando, se puso en pie, su voz era apenas audible. Todos se volvieron para mirarlo, y algunos para admirar su rostro límpido y un poco infantil y su cabello blanco que era cada vez más visible a medida que la gran sala iba obscureciendo.

Pero sólo los que estaban cerca de él pudieron oír lo que dijo. En aquel momento, Theodore Kelvin se puso en pie de un salto, cruzó los brazos y, mirando fijamente al anciano, dijo con voz clara y sonora:

---- Si el canónigo Jewel desea que no oigamos su voz, creo que le es más fácil conseguirlo con el silencio.

Jewel era ya viejo cuando la primera guerra, en aquellos tiempos en que los ancianos eran tratados con respeto, y no había conseguido acostumbrarse nunca al mundo mágico moderno. Miró fijamente en dirección a Kelvin.



Durante un momento permaneció de aquella forma, con la cabeza inclinada hacia adelante, creyendo todo el mundo que iba a contestar. Después, súbitamente, abrió los brazos con un ademán de desesperación, retrocedió y comenzó laboriosamente a buscar su silla.

La moción fue finalmente aprobada por una amplia mayoría.




Harry siguió a la condesa por unos túneles que parecían no terminar nunca.

--- ¿ Queda mucho, Lucilla ?

--- No, casi hemos llegado, John


Cinco minutos más tarde, los túneles dieron paso a una gran sala circular en cuyo centro había un altar. Una mujer de cabellos dorados saludó a Harry.

--- Saludos, forastero. Veo que vienes buscando consejo y por eso acudes a mi, al Oráculo.

Lucilla se arrodilló con la vista puesta en el Altar y Harry procedió a hacer lo mismo.

--- Yo necesito de su sabio consejo, sí….

--- Destino, me llamo Destino.

La mujer cogió un orbe dorado que tenía al lado y lo acercó a Harry.

--- Tócalo, muchacho

Harry agarró con fuerza el orbe. De repente una sensación muy intensa se apoderó de él, cargada de energía. El orbe comenzó a arderle en las manos, unas imágenes aparecieron nítidas sobre el orbe.

---- ¿ Qué ves John ? preguntó Lucilla, ansiosa

---- Veo un templo, parece una pagoda China, ahora veo un edificio viejo, no sé qué clase de edificio puede ser.

Las imágenes cambiaban rápidamente

---- Ahora veo un bosque, y un Libro

---- ¿ Qué más John ? ¡ Dime !


La sensación de calor se hizo insoportable, Harry no podía seguir sosteniendo el orbe por más tiempo en su manos.

---- Es suficiente, dijo la vidente, con una voz, como proveniente de Ultratumba. Sus ojos se habían vuelto de un blanco muy intenso y a Harry le produjeron una fuerte impresión. Parecía estar en un fuerte trance. A Harry no pudo aguantar más y se le cayó el orbe de las manos.


La vidente pareció salir de su trance.

---- Eso que has visto John, es parte de tu futuro, son hechos que pertenecen a tu destino y por lo tanto, no puedes huir de ellos. Aún no estás totalmente preparado para poder controlar con efectividad el libro.

--- Espera, ¿ Cómo sabes lo del libro ?

---- Sé lo del libro al igual que sé muchas otras cosas, John, por eso soy una vidente. Muchos peligros te esperan John y si quieres poder afrontarlos con plenas garantías de éxito, deberás realizar una serie de tareas que te servirán de “ guía purificadora ” en tu camino. Lucilla te irá informando de cada una de ellas. Una vez que las pases todas, estarás preparado para poder usar el libro del tiempo perdido.

--- Pero… ¿ Conseguiré salvar el Mundo Mágico?

--- El destino del Mundo es algo muy complejo John, y no me corresponde a mi desvelártelo. De tus decisiones y tus actos dependerá en mayor medida el destino del Mundo. Espero que sepas qué es lo correcto.

Harry hizo respetuosamente una reverencia ante la vidente y se acercó a Lucilla.

--- Bueno John, creo que estamos listos para irnos, ¿ No es así ?

--- Así es, Lucilla.




Harry, Ron, John y Hermione se encontraban disfrutando de unos días de descanso en Grimmauld Place, planeando su próximo paso. Ginny se encontraba en el trabajo en esos momentos.

--- La situación se ha vuelto crítica, Harry. Es cuestión de meses o de incuso algunas semanas el que Lucilla se decida a convocar a todas sus tropas para destruir todo lo que conocemos en el Mundo Mágico, tan sólo no lo hará si cedo a su petición y le enseño a usar el Libro.

--- ¡ Es horrible ! dijo Hermione. Y eso no lo puedes hacer, Harr... John

--- Lo sé, mi querida amiga. El caso es que creo que no tenemos muchas más alternativas

--- ¡ Maldita condesa ! chilló Ron, golpeando, rabioso la puerta del despacho

John se apoyó contra una de las paredes, en actitud meditativa. De su bolsillo sacó, entre otras cosas, una vieja copia del árbol familiar de la familia Black, una pequeña daga de plata que tenía grabado el escudo de Griffindor y un pequeño cuaderno de notas. Parecía ausente, tanto que Hermione pronto se preocupó por su amigo.

--- ¿ Estás bien, John ?

John no contestó de inmediato, parecía absorto en sus pensamientos, mirando la pequeña daga

--- Creo que aún nos queda un resquicio de esperanza, dijo John.

--- ¿ Sí ? preguntaron todos, a coro

--- Un viejo amigo mío me enseñó que mientras quede una mínima oportunidad, siempre hay que seguir luchando por lo que es justo, por todo lo que hay bueno en el Mundo. ¡ No podemos rendirnos ahora ! ¡ Aún no es demasiado tarde !

--- ¿ Y qué es lo que tienes en mente, John ? preguntó Ron

--- Creo que ya es hora de que enseñe al joven Harry cómo usar el Libro

--- ¿ A mí ?

--- Después de todo, Harry, tú eres yo. ¿ Quién más iba a poder usarlo ?

--- Pero...

--- No hay peros. Es más, comenzaremos de inmediato. Chicos, si no os importa dejarnos a solas, pidió John, dirigiéndose a Ron y a Hermione

--- Oh, por supuesto, Harr... John

--- Pero Hermione, Ron...

--- Oh, vamos, Harry. No creo que un cara a cara personal contigo mismo vaya a ser tan terrible, ¿ verdad ? ¿ O es que tienes muchos esqueletos escondidos en el armario ?

Harry se limitó a reirse

--- ¿ Ves ? No puede ser tan malo, dijo Hermione sonriendo.

Así pues, Harry y John, o más bien, los dos Harrys se quedaron a solas en el interior del despacho, el cual, John procedió a agrandar mágicamente hasta que hubo alcanzado una dimensión considerable.


--- Creo que estamos listos

--- Lo estarás tú, porque la verdad es que yo estoy bastante nervioso. No sé si seré capaz de...

--- No digas tonterías, Harry. Por cupuesto que eres capaz de esto y de mucho más. Créeme, lo sé.

--- ¡ Aaah ! esto es inaudito. Supongo que no tiene ningún sentido que trate de discutir esto contigo o de negarme, ¿ verdad ?

--- Supongo que no. La verdad es que, pensándolo bien, es hasta cómico.

--- ¡ Está bien ! Me rindo. Tú ganas. ¿ Qué debo de hacer ?

--- Lo más importante es que debes de saber que esto no es nada fácil, de hecho, yo mismo tardé muchos años en aprender a utilizarlo y eso que el mismísimo Merlín me enseñó a usarlo.

--- Supongo que eso será para darme ánimos, dijo Harry sarcásticamente.

--- No te preocupes, lo conseguirás. Está en ti la capacidad para hacerlo.

--- Estoy preparado.

--- Pues bien. Comencemos. Lo más importante, siendo esta nuestra primera lección, es que el Libro no debe de ser usado a la ligera. Tan sólo lo utilizarás en casos de extrema necesidad. El incumplimiento de esta norma podría traer consecuencias nefastas; el Libro podría llegar a tomar control propio y tan sólo Merlín sabe qué podría llegar a pasar.

--- Lo entiendo

--- Bien. Trata de pensar en un lugar y en una época determinadas. Tu mente tiene que estar concentrada únicamente en eso. Libéra tu mente de cualquier otro pensamiento que no sean esa época en ese lugar, poco a poco, ve sácandolos de tu mente, tus pensamientos tienen que ser claros y puros, como el agua. Pon agua en una taza y será la taza. Pon agua en una botella y será la botella. Pon agua en una tetera y será la tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Sé agua, amigo mío. ¿ Tienes bien visualizado todo lo que te he dicho ?

--- Lo tengo, John

--- Bien, podemos continuar. Ahora trata de pensar, al igual que cuando se trata de invocar a un patronus en algo que te haga muy feliz y concéntrate en ello durante unos minutos. Avísame si ves que ocurre algo.

--- Nos veo a nosotros, con Ron, Hermione, los pequeños Lily y Percy.

--- ¿ Dónde estamos ?

--- Es una especie de... no, espera esa casa es... estamos en el jardín de la entrada de la casa del valle de Godric. Estamos todos muy contentos.

John parecía un poco decepcionado

--- ¿ Ves algo más ?

--- No. Espera... ahora se ve una luz muy brillante en medio del campo.

--- Ve hacia la luz, Harry.

--- No logro alcanzarla, John, se aleja cuando me acerco

--- ¡ Corre hacia ella !

--- ¡ Es imposible ! ¡ Es demasiado rápida !

El cuerpo de Harry empezó a agitarse presa de terribles convulsiones, lo que asustó mucho a John

--- Creo que ya es suficiente por Hoy

--- ¡ No, espera !

--- ¡ Harry !

En ese momento, en el despacho se formó una especie de vórtice luminoso de energía, el cual iba aumentando poco a poco de tamaño.

--- ¡ Déjalo Harry !

John agitó fuertemente al joven Harry, pero al tocarlo, una ráfaga violenta de energía lo arrrojó hacia atrás, golpeándose contra la pared. El cuerpo de Harry se agitaba cada vez de una forma más violenta. De repente, se quedó quieto. John se irguió con dificultad, el golpe lo había lastimado mucho. Miró hacia Harry. El muchacho estaba inconsciente.

--- Oh, Harry. Perdóname. Debí de pararlo antes. Nos hemos excedido demasiado Hoy. Descansa. Tenemos que tomarnos esto con más calma.

--- La puerta del despacho se abrió repentinamente y por ella entraron Ron y Hermione.

--- ¡ John ! ¡ Harry ! ¿ Qué os ha pasado ? ¿ Estáis bien ? Oimos un golpe

--- Estamos bien Hermione, gracias por preguntar. Tan sólo ha sido un sobreexceso de entrenamiento. Quise pararlo antes, pero Harry no quiso escucharme. El pobre está agotado.

--- ¿ Y ese golpe de tu espalda ? ¡ Déjame curarte !

--- Estoy bien, de verdad, Hermione.

Ron abrazó a su amigo.

--- Tienes que tener cuidado, amigo.

--- La próxima vez seguiré tu consejo, Ron.

--- De todas formas, ¿ Qué tal ha ido la práctica ?

--- ¡ Ron !

--- ¿ Tenía que preguntar, no ?

--- Bueno, la verdad es que debo de decir que hemos avanzado bastante más de lo que yo me esperaba, hasta consiguió hacer que apareciera el vórtice, pero ha sido un sobreesfuerzo para él. A partir de ahora, iremos con más cuidado.

--- ¿ Un vórtice ?

--- Bueno, es largo de explicar, Ron

--- Tenemos el resto del día, Harry, dijo Ron, mirando su reloj.

--- Como quieras. Hermione, ¿ tú quieres quedarte a escucharlo ?

--- Si no te importa, Harry, me lo explicas detenidamente todo más tarde. Yo voy a ver cómo le va a Ginny

--- Como quieras. Nos vemos luego.

--- Adios, chicos.







Harry se encontraba reunido con Lucilla en un despacho, planeando los primeros trabajos de Harry.


TRABAJO 1º : El Misterio del templo encantado

--- Como primer trabajo, John, te planteo dos opciones posibles, elige tú la que quieras realizar en primer lugar.

-- ¿ A dónde tengo que ir ?

--- Con paciencia John. Estas dos tareas serán tus dos primeros trabajos, y son los dos en una remota región de China. Una de ellas consiste en investigar un misterioso templo encantado en el que tienen lugar extrañas muertes y la otra se trata de dilucidar unos extraños asesinatos relacionados con una empresa supuestamente muggle, creemos que en realidad la empresa está dirigida por unos magos peligrosos que engañan a los clientes de la empresa y luego acaban con ellos.

--- Interesante

--- ¿ Con cual de ellas te interesa empezar ? La que no escojas será el próximo trabajo

--- Iré al templo Chino

Lucilla sacó dos sobres de un escritorio del despacho en donde se encontraban y los puso encima de la mesa

--- Bien John, tienes toda la información referente a los trabajos en estos sobres. Necesitarás los dos al ser China el país en donde realizarás los dos trabajos. Cuando hayas acabado con ellos, vuelve y te daré instrucciones para otro trabajo.

--- Entiendo. Bueno, creo que es hora de que me despida

--- Una cosa, John

Harry, quien ya salía del despacho, se dio la vuelta y miró a la condesa.

--- ¿ Sí, Lucilla ?

--- Necesitarás.... ropa acorde con la cultura china, así que pásate por esta tienda muggle. La dueña es amiga mía

Lucilla le dio una tarjeta a Harry, la cual guardó en un bolso interior de su túnica. Luego abandonó el despacho. Harry compró unas túnicas orientales de vivos colores, con los cuales se vio un poco extraño.

--- Bueno... estoy un poco ridículo con estos ropajes, pero yo creo que encajaré bien allí, se dijo Harry, viendose ante un espejo. Harry cogió todo lo que consideraba oportuno para el largo viaje hacia China y salió de su casa. Poco después, se desapareció desde un sitio seguro a salvo de que nadie lo viera.

Minutos más tarde, Harry apareció al lado de un río. A lo lejos, un anciano se estaba ahogando

--- ¡ Auxilio !

--- No se preocupe, dijo Harry, acudiendo en auxilio del hombre

Poco después, y no sin grandes esfuerzos, consiguió sacar al anciano de las frías aguas del río, el cual Harry supuso que sería el gran Yang-Tse-Kiang, o río azul.

--- ¿ Se encuentra bien ? le preguntó Harry al anciano

--- Una vez más acudes al rescate de alguien en apuros, amigo mío. Así pues, también te digo que nuevamente, y de forma desinteresada has puesto tu vida en peligro para arriesgarte a salvarme nuevamente la vida, querido amigo.

--- ¿ Perdone, le conozco de algo ?

--- xiè xiè. Te estoy eternamente agradecido Harry

--- Harry sacó su varita y apunto con ella al anciano. ¿ Cómo sabía quien era él ?

--- No creo que te haga falta eso

--- Harry, un poco más tranquilo, bajó su varita. No obstante, al volver la vista, dio un salto hacia atrás, espantado. En lugar del anciano se encontraba ahora un niño mirándole

--- Largos peligros te acechan, Harry. Vislumbro conspiraciones, peligros ocultos y... una traición. No te preocupes por el libro. Yo te enseñaré cómo usarlo.

Y diciendo esto, el niño desapareció

--- Pero... ¡ Eh ! ¡ Espera ! ¿ Quien... ?

Un poco desconcertado, Harry se dispuso a reanudar su camino. Abrió la pequeña bolsa de viaje que llevaba consigo, sacó el sobre que tenía todo lo relativo al templo y examinó detenidamente el mapa.

--- Creo que estoy cerca. Tan sólo tengo que avanzar a través de ese espeso bosque un par de kilómetros

Media hora más tarde, ante sus ojos se alzó un majestuoso templo. Por el estilo del mismo, debía ser muy antiguo.

--- Es fabuloso. Debe de ser del siglo III


El pabellón estaba desierto, tal y como le había dicho Lucilla. Nadie se atrevía a pernoctar allí porque decían que estaba encantado.

En tiempos antiguos, cuando los viajeros solían pasar varios días y noches de camino, existía la costumbre de preparar templos a lo largo del camino, lugares de reposo y oración donde se pudiera dormir y comprar comida en las casas vecinas, que se ocupaban a su vez de cuidar de dichos edificios. De este templo en concreto, se dice que nadie se atreve a entrar porque está encantado: todo el que ha estado tan loco como para pasar allí la noche ha aparecido muerto a la mañana siguiente, sin ninguna herida pero con grandes muestras de dolor en el rostro.

Harry estaba decidido a solucionar todo el misterio enseguida. Dos monjes, se acercaron entonces a él.

--- Señor, venimos del pueblo de Anyang, que está muy cerca de aquí. Le rogamos que no entre el templo. No queremos que muera más gente ahí dentro.

Harry, buen conocedor de las artes mágicas, les sonrió:

--- Creo que sé cómo cuidar de mí mismo, dijo con firmeza, y además, ha llegado la hora de resolver el misterio de este templo.

Murmurando entre sí, los monjes le dieron comida y bebida y se apresuraron a regresar al pueblo, debido al miedo que tenían de estar tan siquiera al lado del templo. Se hizo de noche y Harry se instaló en una de las habitaciones y empezó a leer en voz alta un libro del sindicato de la P.E.D.D.O que Hermione le había regalado hace unos meses.

Continuó leyendo durante un largo tiempo hasta que, en el silencio profundo, oyó unas pisadas fuera y mirando hacia allá vio una figura vestida de negro que se acercaba por delante del templo. De pronto una voz gritó:

--- ¡ Amo del templo !

Y otra voz respondió:

--- Aquí estoy, ¿ qué quieres ?

El hombre vestido de negro dijo:

--- Veo que hay alguien en el templo.

--- Sí, replicó la voz. Un mago que está leyendo unos libros, pero todavía no está dormido.

El hombre de negro suspiró y se fue

Harry prosiguió su lectura y al cabo de un rato una figura con un sombrero rojo se le acercó.

--- ¡ Amo del templo ! clamó una voz.

--- ¡ Aquí estoy ! ¿ qué quieres ? respondió la voz del amo.

--- Veo que hay alguien en el templo

--- Sí, un mago que está leyendo unos libros, pero todavía no está dormido

Como el primer visitante, la figura de rojo suspiró y se fue. Harry esperó un rato y entonces él mismo salió fuera del templo y gritó:

--- ¡ Amo del templo !

La voz le replicó:

--- ¡ Aquí estoy ! ¿ qué quieres ?

--- Veo que hay alguien dentro del templo

--- Sí, un mago que está leyendo unos libros, pero todavía no está dormido

Harry suspiró como lo habían hecho los demás, y luego preguntó:

--- ¿ Quién era el hombre vestido de negro ?

La voz le contestó:

--- La cerda negra de la casa del norte

--- ¿ Y quién era el hombre con el sombrero rojo ?

--- El viejo gallo de la casa del oeste

Y entonces Harry preguntó:

--- ¿ Y tú quién eres ?

--- Yo soy un viejo escorpión, dijo la voz.

Harry entró de nuevo en el templo y siguió leyendo en voz alta el libro sin osar quedarse dormido. Al amanecer, los monjes regresaron y se quedaron atónitos al verle sano y salvo.

--- ¿ Cómo conseguiste salir vivo ? le preguntó uno de ellos

Harry no respondió a su pregunta, pero le dijo sin vacilar:

--- Tráeme una espada y os libraré de vuestros demonios. Desde hoy ningún viajero volverá a morir en este templo.

Uno de los monjes corrió a buscar una espada y Harry los llevó al rincón del templo de donde había salido la voz del amo. Allí, escondido en una grieta del muro, encontró un inmenso escorpión dispuesto a atacar, con la cola venenosa curvada preparada para cumplir su cometido. Harry le dio con la espada un fuerte tajo y lo mató al instante. A continuación pidió que le llevarana la casa del Norte donde encontró una vieja cerda negra hocicando entre la hierba. Ante la sorpresa de la gente del pueblo la mató también. Finalmente lo llevaron a la casa del Oeste donde encontró un viejo gallo con una gran cresta roja. Sin decir una palabra le cortó la cabeza.

Harry explicó entonces cómo había descubierto quiénes eran los demonios. Como había prometido, a partir de ahora, los viajeros podrían pasar la noche a salvo en aquel templo y proseguir al día siguiente su viaje después de un buen descanso.


Trabajo 2º : La misteriosa Marmotech


Harry descansó durante unos días en una aldea cercana y se dispuso a afrontar su 2º trabajo. Siguiendo las instrucciones que le dio la condesa, se apareció en un pueblo cercano a dónde debía estar situada la supuesta empresa maligna y se dispuso a pasar allí la noche. Los lugareños eran gentes sencillas y muy alegres y Harry hizo pronto amistad con 2 chicos del poblado, Xin-Txei y Hao Tou. Juntos, se contaban historias a la luz de la hoguera que habían encendido en medio de la plaza del pueblo.

--- Te contaremos ahora otra historia, John. Trata del legendario Houji, uno de los más grandes agricultores que ha tenido China.

Durante el reino de Yao, la tierra de China se había recuperado poco a poco de las inundaciones y demás catástrofes, y la gente empezaba a vivir normalmente. Fue en este momento cuando nació Houji, uno de los fundadores del estilo de vida chino, tal y como lo conocemos ahora.

--- ¿ Yao es el cuarto de los emperadores Chinos, verdad ? preguntó Harry, quien se había pasado las semanas previas al inicio de los trabajos estudiando un poco la historia de China.

--- Así es, John. Su sucesor fue el gran Shun, allá por el siglo XXI a.C. gracias a Yao existen hoy los calendarios. Los dos tríos de hermanos magos más famosas de aquella época, los hermanos He y los hermanos Xi, le ayudaron a ello observando el cielo. Eran unos extraordinarios astrónomos. Yao Ordenó al segundo de los Xi vivir en el Valle Luminoso, en el extremo oriental, para recibir al Sol Naciente, celebrar el equinoccio y determinar los trabajos de la primavera; mientras el segundo de los He debía residir en el Valle Oscuro, en el extremo occidental, acompañar al Sol Poniente, celebrar el segundo equinoccio y fijar las ocupaciones de los hombres en otoño. Al menor de los Xi le ordenó vivir en la Residencia Luminosa, en el extremo sur, celebrar el solsticio y establecer las tareas de verano; al menor de los He le impuso como misión habitar la Residencia Oscura, en el extremo norte, celebrar el solsticio y ordenar los trabajos propios del invierno. Entretanto, los mayores, se ocupaban en la corte de establecer el calendario oficial.

--- No te olvides, Hao Tou de que de esa época vienen los antiguos conceptos que fueron el origen de la teoría del Yin y el Yang, y que ilustran el carácter binario de la unidad espacial, temporal y soberana. Los cuatro hermanos menores de las dos familias se oponen en parejas antagónicas para dibujar una cruz simbólica, cuyas extremidades representan los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones y las cuatro clases de trabajos, mientras sus mayores, asociados, ocupan el centro. Todos juntos representan el sol, imagen de la "virtud" del soberano, a la vez radiante y reguladora de las tareas humanas, múltiple y única.

--- Debo suponer pues, que en esa época se tuvo conocimiento de Pangu por primera vez.

--- Así es, John. Pangu aparece en la literatura china no antes del año 200 de nuestra era. Fue el primer creador. Al comienzo sólo había un caos sin forma del que surgió un huevo de 18.000 años. Cuando las fuerzas yin y yang estaban equilibradas, Pangu salió del huevo y tomó la tarea de crear el mundo. Dividió el yin y el yang con su hacha. El yin, pesado, se hundió para formar la tierra, mientras que el Yang se elevó para formar los cielos. Pangu permaneció entre ambos elevando el cielo durante 18.000 años, tras los cuales descansó. De su respiración surgió el viento, de su voz el trueno, del ojo izquierdo el sol y del derecho la luna. Su cuerpo se transformó en las montañas, su sangre en los ríos, sus músculos en las tierra fértiles, el vello de su cara en las estrellas y la Vía Láctea. Su pelo dio origen a los bosques, sus huesos a los minerales de valor, la médula a los diamantes sagrados. Su sudor cayó en forma de lluvia y las pequeñas criaturas que poblaban su cuerpo (pulgas en algunas versiones), llevadas por el viento, se convirtieron en los seres humanos.

-- Bueno, creo que no vamos a aburrir más al pobre John con nuestras historias del origen del mundo, Xin-Txei

--- No, si en realidad me gustan bastante

--- Bueno, creo que ya es hora de que continuemos la historia de Houji.

La madre de Houji se llamaba Jiangyuan, pero nadie sabe quién había sido su padre. Un día Jiangyuan regresaba a su casa por un sendero de la orilla del río, cuando vio unas huellas gigantes que la intrigaron y a la vez la asustaron mucho. Colocó su pequeño pie en la primera huella y caminó un trecho, saltando de huella en huella. Poco imaginaba que al hacer esto concebía un niño, pero llegado el momento, Houji nació.

--- Vaya milagrosa concepción, apreció Harry

--- Desde luego, John. Houji fue desde el primer momento un niño con una tendencia natural a la magia, desde su mismo nacimiento hasta su misteriosa muerte. Un día, en una ascensión al monte de Chun Tsen, desapareció en plena subida. Se cuenta que los expertos del Ministerio chino de Magia en su tiempo dijeron que no se trataba de una desaparición mágica al estilo, con lo cual no encontraron nunca la explicación. Días más tarde su cuerpo muerto apareció en un lago de Pekín. Nunca se supo qué le había ocurrido.

--- ¡ Increíble !

--- Como Houji no tenía padre, la familia de Jiangyuan temía el escándalo, y en cuanto nació se lo arrebataron de sus brazos, y fueron a dejarlo en un caminito donde solían pacer ovejas y otro ganado, seguros de que no tardaría en morir pisoteado. Los animales, sin embargo, no sólo caminaron a su alrededor con mucho cuidado, sino que lo alimentaron con su leche, de modo que crecía vigoroso. Cuando la familia vio esto, tomó al niño y lo abandonó en un oscuro bosque. Los leñadores, al descubrirlo, pensaron que se había perdido y lo devolvieron a su hogar. Desesperados, los padres de Jiangyuan lo dejaron entonces en un rio helado, pero los pájaros descendieron y cubriéndolo con sus plumas le dieron calor.

Seguros ahora de que no se trataba de un niño corriente, la familia lo rescató y lo devolvió a su madre. Houji era un niño extraordinario, Siendo aún muy pequeño recogía y clasificaba los granos silvestres y comestibles de todas clases, sembrándolos alrededor de su casa, los cuales llegaban luego a alcanzar mágicamente unas alturas asombrosas. También hacía herramientas para el campo, como azadas mágicas, las cuales eran capaces de segar todo un campo con apenas 3 azadones. Hasta tal punto se habló de él, que enterado el emperador, y una vez que acabó sus estudios mágicos en la escuela de magos de Pekín, le nombró ministro para que transmitiera al pueblo de China sus conocimientos sobre granos y agricultura.

--- Bonita Historia, dijo Harry. Es una pena que esos tiempos de colaboración entre los muggles y los magos no sean lo que eran entonces.

--- Desde luego, John

--- Oye, Hao Tou ¿ sabéis algo de una misteriosa empresa llamada Marmotech ?

Hao Tou retrocedió aterrado al escuchar a Harry

--- ¡ No pronuncies ese nombre ! Se dice que la empresa s ehace pasar por una empresa de mármoles muggle vulgar y corriente, pero la realidad es bien distinta: después de robar a los clientes, los matan y luego se deshacen de los cadáveres. El dinero lo quieren por supuesto, para usarlo en inversiones de la empresa. La mayor parte del Consejo de Administración está formado por integrantes del Pacto. Hazme caso, John, si estimas tu vida, no querrás acercarte a menos de cien metros del edificio.

--- Te agradezco tu preocupación Hao Tou, pero esto debeo de hacerlo. Esos malvados hechiceros no seguirán saliéndose con la suya.

-- Si estás tan decidido a hacerlo, tan sólo debo recomendarte que no ´lo hagas tú sólo. Habla con Huijn Tai, el mago de nuestra aldea. Él te ayudará.

--- Lo haré.

Poco después, Harry, después de dar las gracias a sus dos amigos, fue a buscar a Huijn Tai, el mago del pueblo. Ambos estuvieron varias horas hablando de los pros y los contras de la misión hasta que al final Huijn Tai le dijo que le ayudaría.

--- Para que tengamos éxito John, lo más importante es que cambies de aspecto y por tanto, de identidad. Te harás pasar por alguien que busca trabajo en la empresa. Lo más probable es que al empezar desde cero, te den algún puesto como comercial, con lo cual, tendrás que viajar por distintas partes del Mundo en donde Marmotech tenga alguna sede, y con ello, descubrirás secretos de la Compañía, secretos que serán vitales para nosotros para acabar con la empresa.


-- Bien, entonces ¿ qué es lo que me sugieres para cambiar de aspecto Huijn ?

-- Bueno, pues podríamos probar varios hechizos de apariencia, alguno ilusorio y algunas cosas más, pero yo siempre tengo preparadas unas cuantas pociones multijugos para la ocasión, si así me permites decirlo.

--- Veo que aquí es bastante frecuente el cambira de aspecto

--- Bueno, no por necesidad, todo hay que decirlo, pero hay muchas corporaciones malignas en la región y en casos de persecuciones ya sabes...

--- Si no hay a quien perseguir no hay persecución. Muy inteligente

--- Exacto. Finalmente, conseguimos que nos dejaran vivir en paz. Ahora bien, esto lo cambiará todo, así que has de asegurarme que si seguimos adelante con esto, John, acabaremos definitivamente con Marmotech.

--- Tienes mi palabra, Huijn

Acto seguido, el mago le dio un frasco con la poción multijugos que Harry apuró hasta la última gota. Minutos más tarde había adquirido la apariencia de un distinguido joven chino.

--- Te harás pasar por Wei Fun, un distinguido mago de la región. Durante las próximas dos semanas prepararemos una buena Historia con la que puedas presentarte a la empresa sin que haya ninguna posibilidad de que sospechen nada. Para ello tendremos que utilizar una suave poción de olvido para que olvides todo lo concerniente a ti, pero luego podamos volver a devolverte tus recuerdos. Cada cierto tiempo te entregaré una nueva dosis de poción, normalmente al final de tus misiones.

--- O sea, que serás mi contacto

--- En efecto

-- Bueno, creo que con esto ya está todo dicho

Tras dos arduas semanas, Harry se encontraba preparado para afrontar la nueva fase de la misión, con lo que se encaminó al edificio prncipal de la empresa. En la recepción del edificio se encontraba una hermosa joven pelirroja.

--- Buenas tardes, señor..

--- Wei Fun. He venido para el puesto de Comercial que hay vacante


--- Ah, sí, aquí le tengo apuntado, dijo la recepcionista mirando un cuadernillo. Tenía reunión con el señor...

--- Quinn Mallory, hablé con él ayer por la tarde, dijo Harry

--- Por supuesto, el señor Mallory le está esperando en su despacho, señor Fun

Dos minutos más tarde, Harry llegó al despacho de Quinn Mallory, el Director Comercial de la empresa. Quinn era un mago de la vieja escuela, bastante apegado a sus ideas conservacionistas de la sangre, aún así, El Pacto le había integrado en su Secta, entre otras cosas, porque era un gran mago y ése era el espíritu del Pact, el saber por el saber.

--- Siéntese, señor Fun

Harry procedió a sentarse. Mallory le estuvo observando minuciosamente por el espacio de 2 minutos, los cuales a Harry se le hicieron eternos.

--- He estado observando su currículum, señor Fun, y he de decir que estoy gratamente sorprendido, tiene usted muy buenas referencias. ¿ Por qué decidió mudarse a esta región del país ?

--- Últimamente he estado realizando unos estudios de las antiguas artes mágicas chinas de construcción y para documentarme mejor, decidí trasladarme, y como comprenderá, necesitaba un trabajo, así que Marmotech me pareció la mejor opción, ¿ sabe ? siempre he tenido mucho interés por el arte del mármol.

--- Entiendo

Quinn sacó de su escritorio lo que parecía una especie de pluma y se la entregó a Harry.

--- Le mandaremos alrededor del Mundo a varias Conferencias dadas por otra organización mágica, relacionadas con el antiguo arte mágico de la construcción. ¿ Ve esa pluma que le he entregado ? Es mágica. Cuando comience la reunión, deberá presionar ligeramente la pluma por su parte inferior, hasta que aparezca un botón.

Harry presionó la pluma ligeramente por su base como le decía Mallory y un pequeño botoncillo surgió hacia afuera

-- Deberá pulsar ese botón. Una vez que haga esto, activará un mecanismo mágico de grabación automática de todo lo que se diga y haga en la reunión. Sin duda alguna, tras el transcurrir de la misma se utilizarán distintas técnicas mágicas a modo de demostración, las cuales son sumamente interesantes para nosotros. Cuando acabe la reunión pulsará nuevamente el botón y la transmisión nos llegará automáticamente.

--- O sea, que básicamente, realizaré una especie de labor de espionaje. Pero ¿ Cómo espera usted que no me descubran ?

--- No se preocupe, nos hemos encargado de todo. Le proporcionaremos una nueva identidad y un nuevo aspecto, para que pueda pasar totalmente desapercibido. Quinn le entregó una bolsa a Harry, en cuyo interior había un pequeño frasco y varios documentos.

--- Será usted Yai Xinn, un hombre casado, antiguo trabajador del Banco de Magia Chino, el Burlor Matxae. Pasará completamente desapercibido. Para aumentar su seguridad, recibirá un entrenamiento intensivo para superar esos molestos detectores de mentiras muggles, por si hiciera falta.

--- Entiendo. ¿ Algo más que deba saber, señor ?

--- Eso es todo, señor Fen. Como director Comercial, le doy la bienvenida a la empresa. Siéntase como en su casa.

--- Muchas gracias, señor


Mientras tanto, a varios kilómetros de Marmotech, se estaba celebrando una reunión de urgencia entre varios magos del país convocados por Huijn Tai y que formaba parte de la 2ª fase de la misión.

--- Espero que todos lo hayáis entendido. La idea es muy simple, tenemos que crear en todo el país una imagen terrorífica de él, para que todos le teman.

--- Te entendemos Huijn. Expandiremos el rumor de que John Divney es un cruel hechicero que suele trabajar en solitario para grandes compañías mágicas, dijo Toi Pao, uno de los asistentes a la reunión

--- Yo sugiero que podríamos añadir el elemento de que nadie ha visto nunca su rostro, indicó otro de los asistentes

--- Es una buena idea, concedió Huijn

--- Únicamente se le conoce una persona de confianza, y eres tú, Huijn Tai. Eres su mano derecha

--- Me gusta la idea

--- Se rumorea que aquellos que han visto su rostro provocaron su cólera y él les mató

--- Eso sugiere que es... digamos... ¿ una especie de mercenario ?

--- ¡ Exactamente ! Veamos, ¿ a alguien se le ocurre algo más ?

Nadie sugirió nada más.

--- Perfecto. La reunión ha acabado. Le comunicaré todos los detalles a John y le entregaré un frasco de poción. No lo olvidéis, debemos expandir lor rumores por toda China.


En pocos minutos, el lugar quedó desierto. Huijn Tai, se preparó para reunirse con Harry en el pueblo.

--- ¡ Felicidades, Harry ! Estás realizando muy buenos progresos con el portal

--- Si bueno, esta vez por lo menos no me he desmayado, John, contestó Harry, bastante desanimado

--- Te dije que el uso del libro era extremadamente complicado y no debe hacerse a la ligera. Debes poner toda tu alma, tu corazón y tus energías en su utilización, y una vez que estéis los dos en comunión, debes de dejarte llevar por él, sólo así podrás verdaderamente controlarlo. En caso de no hacerlo las consecuencias podrían ser....

John hizo una pausa y finalmente dijo:

--- No quiero ni pensarlo Harry.

--- Es que llevamos semanas y aún no he conseguido siquiera abrir el portal sin agotarme

--- Paciencia Harry, paciencia. Dicen que es la mejor de las ciencias. Yo mismo antaño tardé años en poder dominarlo a la perfección, pero lo que has conseguido tú en este tiempo es asombroso. Tan sólo espero que lo hayamos logrado antes de que la condesa lance su ataque definitivo sobre todos los Mundos Mágicos.

--- Eso espero yo también John.



En ese momento, la puerta del despacho se abrió y por ella entró Hagrid, acompañado por un joven mago pelirrojo, vestido con una túnica de seda.


--- ¿ Qué ocurre Hagrid ? preguntó John

--- ¡ Es horrible ! John, este joven acaba de llegar de Terramar y trae malas noticias.

--- Deja hablar al joven Hagrid, pidió John


--- ¡ Oh, sí, claro, perdona !

--- ¿ Qué nuevas traes del Mundo de Terramar, joven ?

El joven, de modales muy educados, avanzó unos pasos, hizo una reverencia en señal de respeto y dijo:

--- Soy Ned, Maestro de Formas de la escuela de Roke, en Terramar. El Gran Archimago Adama, tataranieto del legendario Archimago Gavilán, me ha enviado en una misión urgente para pediros ayuda. El Pacto ha conquistado la mayor parte de las islas de Terramar, se ha apoderado del reino de Atuán y están planeando asediar la isla de Roke

John se quedó muy asustado ante las preocupantes noticias que el joven Mago acababa de transmitir. Pensativo, se quedó mirando a través de la ventana, meditando sobre el siguiente paso a tomar. Minutos más tarde, se volvió a Hagrid.

--- Avisa a la directora Minerva. Es hora de actuar.

--- De acuerdo, John

--- Las noticias confirman lo que me temía. La guerra acaba de empezar, y El Pacto ya ha dado el primer paso. Tenemos que contraatacar.

--- ¿ Qué piensa hacer ? preguntó Ned.

--- Os ayudaremos. Pero es urgente convocar antes un Concilio de extraordinaria urgencia entre los representantes de todos los Mundos Mágicos. Debemos unirnos contra El Pacto.

--- Es una buena idea, señor. Le agradezco su ayuda

--- No tienes por qué agradecerme nada Ned. Lo haremos gustosos. En estos momentos es más importante que nunca el estar ante todo unidos.

John se dirigió entonces a Harry:

--- Ya sabes lo que significa esto, Harry

--- Por supuesto, tenemos que intensificar el entrenamiento

--- Efectivamente, tienes que dominar cuanto antes el libro, así que esta tarde intensificaremos las prácticas.


--- Puedes entregarle el mensaje al Archimago, Ned, y dale la invitación al Concilio.

--- Lo haré, señor.

Harry había estado en una de sus convenciones por el Mundo en calidad de espía. La presentación había sido bastante aburrida. Una vez que finalizó, activó la pluma para enviar la transmisión a Marmotech y bajó a la cafetería de un club cercano. Allí se reuniría con Teo Bauser, un ejecutivo importante de Marmotech, y con Mark Thomps, otro agente de la compañía. Harry esperaba descubrir algunas de las actividades de la compañía.

--- Me comunican que una vez más ha realizado muy bien su trabajo, señor Fen, la transmisión ha llegado correcta y clara. Nadie sospecha de su identidad como Yai Xinn. Le estaba comentando a su compañero Mark, que en la próxima misión será usted el encargado de realizar una de nuestras misiones " especiales " las cuales sólo destinamos a los mejores agentes. Él ha recibido su misión esta semana.

--- ¿ En qué consisten esas misiones especiales, señor Bauser ?

--- Por favor, no se ande con formalidades y llámeme Teo.

--- De acuerdo. ¿ Y bien... ?

--- Bueno, ya lo sabrá a su debido tiempo, señor Fen, pero más o menos viene a ser lo mismo de siempre. Lo importante es el avance y el progreso ¿ no es así ? eso es lo que defendemos en esta compañía.

--- Entiendo

--- Si para ello nos tenemos que quitar de enmedio a algún trasto muggle no creo que nadie nos lo pueda echar en cara ¿ no cree usted ?

--- No, por supuesto


Harry empezaba a sospechar acerca de qué se trataban esas misiones especiales de la Compañía. En realidad se trataba de crear sicarios mágicos para eliminar rivales de la competencia para justificar los ideales de la compañía y al parecer Harry seria el próximo asesino.

Debo de detenerlos, se dijo a sí mismo, más convencido que nunca.

--- ¿ Asistirá usted a la fiesta anual de la compañía el Martes que viene, señor Fen ?

--- Por supuesto. Puede usted confirmar mi presencia en ella. Y ahora, si no le importa volveré a mi casa. He ocuparme de unos asuntos que tengo pendientes.

Media hora más tarde, Harry se encontraba en los alrededores de un bosque, esperando a que Huijn Tai apareciese. Cuando le vio, ambos se abrazaron.

--- Cuanto tiempo, John: Creí que no volvería a verte esta vez. ¿ Sospechan de ti ?

--- En absoluto. Escucha Huijn, creo que ya sé en qué consisten las misiones especiales de la compañía. Se dedican a eliminar rivales de la competencia mediante sicarios mágicos, los cuales son seleccionados en las reuniones anuales que realiza la empresa por todo el Mundo.

-- ¡ Eso es horrible !

--- Hay más, Huijn, yo he sido elegido el próximo sicario.

--- Debemos de actuar antes de que eso ocurra.

--- Sé la ocasión perfecta para ello. La próxima semana la Compañía tiene pensado realizar una enorme fiesta en la cual estarán seguramente todos los principales cargos de Marmotech. Podemos acabar con ellos allí.

--- Perfecto. Yo avisaré a todos nuestros aliados para que se organicen, y una cosa más, me encargaré de mandar unas misivas anunciando que John Divney acudirá a la fiesta.

---- Eso generará miedo y confusión lo cual...

--- Les hará más vulnerables a nuestro ataque. ¡ Es un plan perfecto Huijn !

--- Buena suerte John. Nos veremos en la fiesta.

--- Cuídate Huijn

Harry se despidió de Huijn Tai y se dirigió a su casa a descansar, pensando en cómo afrontar la última fase de su plan para eliminar a Marmotech y cumplir con su misión.

El gran día llegó y Harry se reunió poco antes de la fiesta con Huijn Tai para ultimar los detalles del plan.

--- Hemos reunido a un grupo de animales salvajes para causar aún más estragos durante la ceremonia. No se preocupe, a usted no le atacarán, les hemos hechizado. Tómese para esto, esta botella con el antídoto.

-- Durante la fiesta lanzaré el hechizo de confusión verbal y entonces el casos se desatará. Parece un buen plan.

-- Tan sólo me queda desearle buena suerte, John

-- Muchas gracias por su ayuda Huijn, sin usted no lo habría logrado

--- No tiene por qué agradecerme nada muchacho. Habría hecho cualquier cosa que me hubiese pedido con tal de acabar con esta instalación del Pacto.


Con gran placer, Harry se encontró nuevamente vistiéndose para la cena, que se anunciaba excelente. Se sentó a la izquierda de Teo Bauser, teniendo al otro lado a un recién llegado de aire importantísimo. Incluso Bauser parecía amistoso comparado con los dos iniciados del Pacto, y la conversación con el neófito fue agradable.

Observó con sorpresa que Huijn Tai, quien había usado a su vez la poción multijugos para pasar desapercibido, ocupaba un sitio preferente entre Gaius Baxter, el Presidente títere de la Compañía, y Quinn Mallory, pero no miró a menudo en aquella dirección, porque Huijn Tai, fijando en él su mirada, levantó imprudentemente su vaso guiñándole el ojo. Por lo demás, no ocurrió nada de particular hasta que se hubo bebido a la salud del rey y Baxter se levantó para pronunciar su discurso, momento que aprovechó Harry para lanzar el hechizo de confusión verbal. Huijn Tai levantó el pulgar de su mano izquierda en señal de complacencia y Harry le correspondió sonriéndole, el plan se iba desarrollando a la perfección.

Durante los primeros minutos, cualquiera que hubiese dirigido una mirada a las largas mesas hubiera visto lo que se ve siempre en estas ocasiones. Allí estaban los plácidos rostros de los típicos magos bons viveurs de cierta edad, a quienes la comida y el vino dieron un bienestar que ningún discurso podía violar. Allí estaban los pacientes rostros de responsables pero serios comensales que aprendieron desde hacía largo tiempo cómo proseguir sus propios pensamientos, estando no obstante pendientes del discurso, lo estrictamente necesario para unirse a la risa o al murmullo de aprobación cuando éstos parecían indicados. Allí estaban los habituales rostros impacientes de algunos jóvenes indiferentes al oporto y anhelantes de poder fumar. Y la exagerada y fingida atención de los empolvados rostros de las damas que sabían sus deberes sociales. Pero si hubiese seguido mirando atentamente mesa por mesa, hubiera observado un cambio en un momento dado. Habría observado que un rostro tras otro se iban volviendo y mirando al orador. Hubiera adivinado en ellos, primero curiosidad, después atención fija y más tarde incredulidad. Y finalmente se hubiera dado cuenta de que en el comedor reinaba un profundo silencio que no turbaba ni una tos ni un crujido, que todas las miradas estaban fijas en Baxter, y que todas las bocas se abrían con un gesto de fascinación y de horror. Hary comenzó a reírse en su interior.

Entre los distintos concurrentes, el cambio se produjo de una forma diferente. En Edward Frost, uno de los integrantes del Consejo de Marmotech, y a la vez, miembro importante del Pacto, comenzó en el momento en que oyó a Baxter terminar una frase diciendo “un anacronismo tan grosero como confiar en la redención de los muggles como salvación de la guerra moderna”. Frost creyó oír la “retención de los muggles”. ¿Cómo podía aquel imbécil pensar lo que estaba diciendo? El desatino lo irritó en extremo. Quizá... Pero, ¡hola! ¿qué ocurría? ¿Es que había oído mal? Porque Baxter parecía estar diciendo que la futura densidad del Mundo Mágico dependía de la “retención de los muggles en la Naturaleza”.

Frost pensó: “Está borracho”. Después, con una claridad cristalina, Baxter añadió: “La mandrágora de la espesura debe ser talthibianizada”. Mallory tardó más en darse cuenta de lo que ocurría. No había esperado oír un discurso que tuviese significado alguno, y durante un buen rato estuvo escuchando palabras tras palabras que no perturbaron su atención. Pensaba, en realidad, que Baxter navegaba muy ceñido, y que el menor paso en falso privaría al orador y al auditorio de poder incluso pretender que decía nada en concreto. Pero mientras no fue franqueada la frontera, admiraba el discurso; estaba totalmente dentro de su género. Después pensó: “¡Vamos! Esto es ir demasiado lejos. Incluso ellos deben ver que no se puede hablar de aceptar el reto del pasado arrojando el guante al futuro...” Miró cautelosamente alrededor de la habitación. Todo estaba normal. Pero no sería así si Baxter no se sentaba pronto. En la última frase había palabras que él no conocía. ¿Qué diablos querría decir con Aholiar? Miró de nuevo hacia la habitación. La concurrencia prestaba una atención excesiva, lo que siempre era mala señal. Entonces vino la frase:

--- Los surrogatos esemplantan en una continuidad de variaciones porosas.”

Mark, continuaba riéndose en su sitio. La aparición de aquel polichinela en el momento culminante de su historia era una mera interrupción. Corría demasiado peligro y, al mismo tiempo, de cierto modo precario, era demasiado feliz para preocuparse de Baxter. Después de esta noche, habría acabado definitivamente con Marmotech y podría empezar con el siguiente trabajo. Una o dos veces, alguna frase que llegó a su oído le hizo sonreír, ya sin reprimirse. Harry se fijo en su vecino de mesa. Se dio cuenta de su creciente inmovilidad. Observó que todo el mundo, salvo él, escuchaba atentamente. Levantó la cabeza y miró sus rostros.

--- “No haremos tal, iba diciendo Baxter, no haremos tal, hasta que podamos garantizar la erebación de todos los prostundinarios initemos.” A pesar de lo poco que le interesaba Baxter, aquel galimatías le produjo aún más carcajadas, que empezaron a contagiar al resto de los presentes, los cuales también habían oído aquella jerigonza, con la única excepción quizá de Huijn Tai, quien parecía muy concentrado, en actitud alerta, como esperando que ocurriese algo, en una pose solemne como si fuera un juez. Sin duda alguna este discurso era digno de ser recordado.

Mallory no olvidaba un solo momento que había periodistas presentes. Esto, en sí, no importaba gran cosa. Si al día siguiente aparecía algo coherente en los periódicos mágicos de China, sería para él juego de niños decir que los periodistas estaban borrachos y arruinar su carrera. Por otra parte, podía dejar que el relato pasase. Baxter era, bajo muchos conceptos, un estorbo, y aquella podía ser una oportunidad como otra de poner fin a su actuación. Pero no era esta la cuestión inmediata. Mallory se estaba preguntando si debía esperar que Baxter se sentase o levantarse e interrumpirlo con algunas frases oportunas. No quería una escena. Sería mejor que Baxter se sentase por propia decisión. Al mismo tiempo, reinaba ahora en aquella habitación atestada una atmósfera que aconsejaba a Mallory no esperar demasiado. Mirando las manecillas de su reloj, decidió concederle todavía dos minutos. En cuanto hubo tomado esta decisión se dio cuenta de que lo había juzgado mal. Del fondo de la mesa se elevaron unas carcajadas no parecían detenerse. Alguna bruja alocada sufría una crisis de histerismo. Inmediatamente, Mallory tocó el brazo de Baxter, le hizo una seña con la cabeza y se levantó.

—¿Eh? ¿Bloycher bulldoo? murmuró Baxter.

Pero Mallory, apoyando una mano sobre el hombro del pequeño Director, pausadamente pero con todo su peso, lo obligó a sentarse. Entonces Mallory se aclaró la voz. Todas las miradas convergieron en el acto sobre él. Las brujas dejaron de gritar. La gente, que había permanecido con una inmovilidad de muerte, relajó sus músculos. Mallory recorrió la habitación con la mirada, en silencio, juzgando de su presa sobre el auditorio. Vio que los tenía en la mano. Entonces comenzó a hablar.


Mallory esperaba ser acogido con ciertos murmullos de aprobación y al propio tiempo de sentimiento por la pérdida de la tragedia que acababan de presenciar, pero lo que vio lo dejó atónito. Aquel mismo silencio y atención que habían prevalecido durante el discurso de Baxter reinaban de nuevo. Las bocas abiertas y los ojos sin parpadear le enviaban a todas partes su aprobación. Una bruja comenzó a reírse de nuevo. O no, mejor dicho, eran dos. Walter Cosser, otro miembro del Pacto, después de una mirada atemorizada, se levantó de su silla y salió de la habitación.


El Vicepresidente no podía comprender lo que pasaba, porque, según él, estaba pronunciando el discurso que había preparado. Pero el auditorio le oía decir:

—Tidies y fugleman, furrar de todos, más aprisa, rebuchar lo indefendible, cre, espero Aspasia, lavabos, si los tiburones, acaso por ostonomia...


La bruja que se había reído se levantó precipitadamente. El muggle que estaba a su lado le oyó murmurar “Vood, wooloo...”, y tanto aquellas palabras sin sentido como la expresión irracional del momento lo enfurecieron. Se levantó para ayudarla a retirar la silla con uno de aquellos movimientos de salvaje cortesía que a menudo, en la sociedad muggle moderna, hacen el oficio de golpes. En realidad, le arrancó la silla de las manos. La bruja lanzó un grito, tropezó con la alfombra y cayó. El mago que estaba a su otro lado la vio caer y observó la expresión de furia de su compañero.

--- “Bot que tu blamit”, rugió, y acto seguido sacó su varita mágica con expresión amenazadora.

Cuatro o cinco comensales se habían levantado ya y gritaban. Al mismo tiempo, la agitación se propagaba. Algunos de los más jóvenes se dirigían hacia la puerta.

--- “Bundlemen, bundlemen”, decía Mallory gritando con todas sus fuerzas.

En diferentes ocasiones había conseguido restablecer la calma de una reunión elevando simplemente la voz o diciendo una palabra con energía. Pero esta vez nadie lo escuchó. Lo menos veinte de los presentes trataban en aquel momento de hacer lo mismo. Para cada uno de ellos era claro que una palabra sensata pronunciada en alta voz restablecería la cordura del ambiente. Todo el mundo pensaba en una palabra donosa, en una frase acertada, en algo que impusiese de nuevo la calma y la tranquilidad. Como consecuencia, de los diversos ámbitos de la sala se elevó un espantoso guirigay. Frost fue el único de los dirigentes que no intentó decir nada. En lugar de ello, escribió algunas palabras en un trozo de papel, hizo una seña a un criado y le hizo comprender que debía dárselo a Jasmine. Esta desdobló el papel, y leyó:

“Blunt instantanemante cost trima curia. Cros”, y lo arrugó. En el momento en que el papel llegó a sus manos, el clamor era universal. A Mark le daba la impresión de un restaurante atestado en un país extranjero. Jasmine sabía, ya antes de recibir el billete, que estaba medio borracha. Lo había hecho deliberadamente, porque tenía el proyecto, después de la cena a última hora de la noche, de ir a las celdas de la compañía a pasar el rato. Había una nueva prisionera, una muchacha muggle suave y rubia de las que le gustaban a Jasmine, con la que podía pasar una hora agradable torturándola. Aquella algarabía no la asustó; la encontraba excitante. Aparentemente, Frost quería que ella hiciese algo. Decidió hacerlo. Se levantó, cruzó el comedor hasta la puerta, la cerró, se metió la llave en el bolsillo y se volvió para contemplar a la concurrencia. Se dio cuenta por primera vez de que no se veían por ninguna parte ni a Harry ni a Huijn Tai. Mallory y Baxter, ambos de pie, estaban luchando a brazo partido. Se dirigió hacia ellos.

Había ya tanta gente de pie que necesitó algún tiempo para llegar hasta ellos. Todo aspecto de comida oficial había desaparecido; parecía más bien una escena de estación de ferrocarril en un día de fiesta. Todo el mundo trataba de restablecer el orden, pero nadie era inteligible, y todos, en su esfuerzo de ser comprendidos, elevaban más y más la voz. También ella lanzó varios gritos. Tuvo incluso que luchar bastante antes de alcanzar la meta.De repente se oyó un ruido ensordecedor, al que siguieron unos instantes de silencio mortal. Harry se dio cuenta, primero, de que Baxter había sido asesinado, y después de que Jasmine fue quien había lanzado la maldición asesina. Más tarde le fue difícil saber lo ocurrido. Él decidió seguir escondido bajo la mesa, viendo cómo se desarrollaban los acontecimientos. El estruendo y el griterío podían ocultar mil medios razonables para desarmar a la asesina, pero era imposible concertarlos. Sólo se consiguió que hubiese hechizos, golpes, luchas, mesas que rodaban sobre otras mesas, gritos y rotura de cristales. Jasmine lanzaba hechizos y maldiciones asesinas a diestro y siniestro una y otra vez. Fue el olor más que nada lo que recordó la escena a Harry posteriormente; el olor de la madera quemada, unido a una pegajosa mezcla de sangre, oporto y madera. Súbitamente, la espantosa confusión de gritos se convirtió en un prolongado alarido de terror. Todo el mundo estaba más asustado. Una forma había aparecido entre las dos largas mesas, ocultándose bajo una de ellas. Acaso la mitad de los presentes no vieron de qué se trataba; sólo percibieron algo negro y rayado. Los que lo habían visto claramente no podían decírselo a los demás; sólo conseguían señalar y articular sílabas sin sentido. Pero Harry lo había reconocido. Era un tigre.

Harry salió de su escondite bajo la mesa y corrió a la esquina contraria de la sala. Por primera vez durante la noche, todo el mundo se dio cuenta de cuántos escondrijos contenía la habitación. El tigre podía estar bajo una de las mesas. Podía estar en cualquiera de los huecos de las profundas ventanas, detrás de las cortinas. También había un biombo en una de las esquinas del comedor.

No hay que suponer ni un instante que nadie conservase la cabeza. Con fuertes gritos y urgentes súplicas al vecino inmediato, todo el mundo trataba de sofocar el pánico y proceder a una retirada en orden, indicando que la fiera podía salir al espacio abierto y ser abatida allí mediante las varitas mágicas. Pero el frenesí del ambiente frustró todos los esfuerzos. Era imposible detener los dos movimientos que se producían. La mayoría no había visto a Jasmine cerrar la puerta con su hechizo, y se apretujaban encaminándose a ella, intentando huir a toda costa; lucharían, matarían, si era preciso, con tal de poder alcanzar aquella puerta. Una gran mayoría, por otra parte, sabía que la puerta estaba cerrada y pensaba que debía haber otra, la puerta de servicio, la puerta por donde había entrado el tigre. Se agrupaban en el extremo opuesto del comedor para encontrarla. En el centro de la habitación se encontraban estas dos olas de comensales, una enorme melée futbolística, al principio ruidosa de frenéticas exclamaciones; pronto, mientras la lucha arreciaba, casi silenciosa, salvo el sonido de las respiraciones jadeantes, de los pies que pisoteaban y de los lamentos sin significado.

Cuatro o cinco de los combatientes rodaron por el suelo arrastrando los manteles de la mesa y con ellos las fuentes de fruta, los jarros, los platos y las copas. En aquella confusión, todos, con un aullido de terror, vieron aparecer al tigre. Esto ocurrió tan rápidamente que Harry casi no se dio cuenta de ello. Vio la espantosa cabeza, la expresión felina de su boca, los ojos relucientes. Vió varios rayos de distintos hechizos lanzados al aire. Todos fallaron. Un cuerpo blando, blanco y sanguinolento, yacía entre los pies de los que luchaban. Harry no pudo reconocer al principio lo que era, porque el rostro estaba al otro lado y las muecas lo desfiguraban, hasta que estuvo muerto del todo. Entonces reconoció a Jasmine.

A Mallory y a Frost no se los veía ya. Oyó un aullido a su lado. Mark se volvió, creyendo haber localizado al tigre. Entonces vio con el rabillo del ojo algo más pequeño y más gris. Creyó que se trataba de un perro alsaciano. En este caso, el perro debía de estar loco. Corría a lo largo de la mesa, con la cola entre las piernas, babeando. Una bruja, apoyada de espaldas a la mesa, lo vio, trató de gritar y cayó al suelo cuando el animal se arrojó a su garganta. Era un lobo.

--- “¡Ay, ay!”, gritaba Teo Bauser, subiéndose de un salto a la mesa. Algo se había deslizado también entre sus pies. Harry lo vio arrastrarse por el suelo y detenerse contemplando aquella masa humana aterrorizada que fue presa de una nueva frenética convulsión. Era una serpiente. En medio del caos de gritos que reinaba en la habitación, en la que parecía haber un nuevo animal cada minuto, resonó finalmente un ruido que dio cierto alivio a los que lo reconocieron. La puerta era golpeada desde fuera. Era una puerta enorme, una puerta por la que hubiera podido entrar una pequeña locomotora, porque la habitación había sido construida a imitación del gran Castillo de la condesa, herencia de su antepasado Drácula. La puerta no podía ser derribada mediante hechizos. Ya uno o dos de los entrepaños habían saltado. El ruido enloquecía a los que habían hecho de la puerta su meta. Parecía también enloquecer a los animales. No cesaban de devorar lo que mataban, o se limitaban a lamer la sangre. Por todas partes había cuerpos muertos, porqué la catástrofe alcanzaba ya hasta los animales. Y de todos los ámbitos brotaban voces tratando de gritar a los que estaban detrás de la puerta: “¡Aprisa! ¡Aprisa! ¡Pronto!”, pero sólo conseguían proferir sílabas sin sentido. En un momento dado, un enorme gorila subió de un salto sobre la mesa y comenzó a golpearse el pecho. Después, con un gruñido, saltó sobre el grupo. A Harry empezaron a pasársele los efectos de la poción multijuegos y comenzaba a recuperar su verdadero aspecto.

Finalmente, la puerta cedió. Las dos hojas se abrieron. El corredor, enmarcado por la puerta, estaba obscuro. De la obscuridad salió algo gris que serpenteaba y se agitaba en el aire; después comenzó metódicamente a apartar a los lados la madera hecha astillas de la puerta para abrirse paso. Entonces Harry vio claramente cómo se curvaba, se enroscaba a un hombre, el cual le pareció que era Yafar, pero todo el mundo tenía ahora un aspecto diferente, y elevaba su cuerpo hacia lo alto. Después, monstruosa, increíble, la enorme corpulencia de un elefante entró en la habitación con sus ojos enigmáticos, sus orejas rígidas como las alas de un demonio a cada lado de la cabeza. Mantuvo algunos segundos a yafar en alto y después lo arrojó al suelo y lo pisoteó. Entonces levantó la cabeza y, con la trompa alzada, lanzó un horrible barrito; después avanzó en estampida al centro de la habitación, barritando y pisoteando, pisoteando como un hombre que pisase uvas, pesadamente y al poco rato húmedamente, aquel montón de huesos, carne, vino, frutas y manteles empapados en sangre. Ante aquel espectáculo, algo más que el terror invadió el cerebro de Harry. El orgullo y la gloria insolente de aquel animal, la indiferencia de su matanza, parecían aplastar su espíritu casi como si lo pisoteasen aquellos pies planos que ahora aplastaban muggles, magos y brujas. Allí, con toda seguridad, estaba el Rey del Mundo... Después, todo se obscureció rápidamente y cayó inconsciente.

Merlín, quien había estadompresente durante la fiesta, fue quien llevó alivio a Harry. Salió de la habitación en cuanto la maldición de Babel cayó sobre sus enemigos. Nadie lo vio salir. Mallory oyó una vez su fuerte voz intolerablemente alegre dominando el alud del absurdo.

---- Qui Verbum Dei contempserunt, eis auferetur etiam Verbum hominis. (Aquellos que despreciaron la palabra de Dios, les será también quitada la palabra del Hombre.)

Merlín se había ido después de destrozar su casa. Liberó los animales y a los hombres. A los animales que estaban ya mutilados los mató con un instantáneo hechizo, rápido e indoloro como los suaves dardos de Artemisa. Los demás prisioneros se fueron donde quisieron.

Merlín, acompañado por un oso, avanzó por los largos y desiertos corredores de Marmotech. La saliva caía de su boca y comenzaba a gruñir. Pensaba en aquellos sabores salados y cálidos, en la agradable resistencia de los huesos, en cosas que roer, lamer y deplorar.

Harry sintió un estremecimiento cuando el frío choque del agua le azotó el rostro. Se sentó con dificultad. En la habitación no había más que los cuerpos destrozados de los muertos. La luz eléctrica iluminaba la repugnante confusión de comida y suciedad, lujo destrozado y magos mutilados, cada uno más asqueroso que el otro. Fue Huijn Tai quien lo despertó.

--- ¡ Levántate, John ! dijo, ayudando a Harry a ponerse en pie. Harry se levantó. Le dolía la cabeza, y excepto algunos cortes y contusiones, estaba ileso. Huijn Tai le sirvió vino en una de las grandes copas de plata, pero Mark se alejó de él con un estremecimiento. Miró con asombro el rostro del desconocido, y sintió que le ponían una carta en la mano. Puedes continuar con tus trabajos, Harry, la misión ya está cumplida. Harry rectrocedió asustado. ¿ cómo sabía Huijn quien era realmente ? A menos que…

--- No hay que fiarse de las apariencias Harry, dijo Huijn. Haz caso d elos consejos de este viejo

--- ¡ Merlín !

---- En efecto, ¿ qué creías, que no sabía yo también de la existencia de la poción multijugos, muchacho ? No te preocupes que seguiré ayudándote en tu duro camino al Libro.

--- Pero Merlín, yo querría saber cómo…

Pero Merlín fijó en él sus ojos con imperturbable autoridad, puso una mano sobre su hombro y lo empujó hacia el montón de astillas que había sido la puerta. Sus dedos producían unacuriosa sensación sobre la piel de Harry. Merlín lo llevó al guardarropa, lo obligó a tomar una capa mágica de invisibiblidad y un sombrero (ninguno de los cuales era suyo) y de allí salió al aire libre, bajo la luz de las estrellas y el crudo frío de las dos de la mañana. Algunos copos de nieve comenzaban a caer. Vaciló. Dio un paso atrás durante un segundo; después, con la mano abierta, Merlín le dio un golpe en la espalda.

--- ¡ Ve, Harry !

A Harry, mientras vivió, le dolían siempre los huesos al recordar aquel golpe. Un momento después se encontró corriendo como jamás había corrido desde que era niño; no de miedo, sino porque sus piernas no querían pararse. Cuando de nuevo fue dueño de ellas, se encontró a media milla de Marmotech, y al mirar hacia atrás vio una luz en el cielo.

Mallory no estaba entre los que murieron en el comedor. Sabía, naturalmente, todas las salidas posibles del comedor, y antes de que llegase el tigre ya se había escapado. Comprendió lo que ocurría, si no perfectamente, por lo menos mejor que los demás. Vio que el falso Wein Fun era quien lo había hecho prácticamente todo. Y con ello, supo también qué poderes ultrahumanos habían ido a destruir Marmotech; Había alguien más muy poderoso detrás de todo esto. Aquello representaba que sus propios obscuros Maestra, la condesa, se había equivocado completamente en sus cálculos.

Lo único que le quedaba por hacer era huir e informar de lo ocurrido a la condesa, así que se dirigió al vestíbulo, en busca de una escoba mágica. Los animales habían desaparecido. Sabía que corría el peligro de encontrar alguno por los corredores, pero tenía que correr el riesgo. El peligro, con cierta moderación, actuaba sobre él como un tónico. Salió por la parte trasera de los laboratorios y llego al vestíbulo. No pudo encontrar su escoba en el mismo, asi que cogió otra, una Nimbus antigua, del 2010. La noche era fría; parecía a punto de nevar. Se estremeció por primera vez aquella noche; detestaba la nieve.

En aquel momento tuvo la extraña sensación de que había alguien en los alrededores del edificio.

---- “¿Quién está ahí?”, preguntó secamente. Decidió bajar a verlo. Pero con gran sorpresa suya, su cuerpo no obedeció a su decisión; en lugar de ello, su cuerpo se aferró fuertemente a la escoba y salió volando a una velocidad endiablaba a muy baja altura. Sintió que no podía volver la cabeza ni dejar de avanzar. Iba a una velocidad estúpidamente veloz, en medio de aquella maldita nieve. No había elección posible. Había oído hablar de coches muggles que se conducían desde el asiento trasero, y ahora parecía que esto ocurriese realmente. Entonces, con ansiedad, vio que se había salido del camino, conservando su loca velocidad, saltaba y corría por la parte llamada Wayne Hill , la vieja carretera romana que va de Marmotech a Pekín, llena de hierba y rodadas. “¿Qué es esto? pensó Mallory. ¿Qué diablos estoy haciendo? ¿Es que estoy borracho? Me voy a romper el pescuezo a este paso, si no tengo cuidado...” Pero la escoba seguía avanzando como si fuese guiada por alguien que considerase aquella pista una excelente ruta y el camino lógico para llegar a Pekín.

Mallory, no gravemente herido, pero intensamente agitado, abandonó la escoba media hora más tarde. La escoba se había detenido en el fondo de un profundo barranco, y Mallory, siempre dispuesto a mirar el lado agradable de las cosas, pensaba, mientras trataba de salir de allí, que la aventura hubiera podido terminar peor..., porque hubiera podido ocurrirle con su propia escoba. La capa de nieve era profunda en el fondo del barranco, y él estaba completamente mojado. Al levantarse y mirar alrededor vio que no estaba solo. Una alta y sólida figura vestida con una sotana negra estaba delante de él, a unas cinco yardas de distancia. Estaba vuelto de espaldas, y Mallory pudo ver que llevaba una varita en la mano, el mago comenzó a andar tranquilamente. “¡Eh!”, le gritó Mallory. El hombre se volvió, lo contempló en silencio durante algunos segundos y reanudó la marcha. Mallory se dio cuenta en el acto de que aquel mago era un mortífago enviado por el emergente Lord Voldemort. Mallory lo miró con desprecio. Intentó seguirlo, pero se dio cuenta de que no podía, con sus
zapatos empapados y llenos de barro, seguir el rápido paso de aquel hombre. No lo intentó. La negra silueta llegó a una puerta, se detuvo y produjo un ruido sibilante. Al parecer, hablaba en pársel con una serpiente a través de la puerta. Un momento después, Mallory no pudo ver bien cómo había sucedido, el mago franqueaba la puerta, montaba a caballo y emprendía un veloz galope por el vasto campo lechoso que cortaba el horizonte.

Mallory no tenía la menor idea de dónde estaba, pero veía claro que lo primero que había que hacer era alcanzar una carretera. Necesitó más tiempo del que había creído. No helaba ya, y profundos charcos estaban ocultos bajo la capa de nieve. Al extremo de la primera colina se metió en un cenagal de tal especie que se vio obligado a abandonar los restos de la calzada romana y echar a campo traviesa. La decisión fue fatal. Estuvo dos horas buscando huecos por donde franquear setos y vallas, y tratando de alcanzar lo que le parecían carreteras desde lejos, pero que resultaban no ser tales cuando llegaba a ellas. Siempre había detestado el campo y la intemperie, y jamás le había gustado andar. Había perdido su varita mágica.

Cerca de las doce encontró una carretera sin ningún poste indicador, que le llevó en una hora a la carretera principal. Allí, gracias a Dios, había un tráfico bastante intenso, tanto de carruajes como de peatones, que iban en una misma dirección. Los tres primeros coches no hicieron caso de sus señales. El cuarto se paró.

--- ¡Pronto! ¡Métase dentro! le dijo el conductor.

— ¿Va usted a Pekín? preguntó Mallory con una mano en la portezuela.

—¡ Por Cristo, no! repuso el otro. ¡ Pekín está allá! dijo señalando hacia atrás. Si quiere usted ir, vaya...

El hombre parecía sorprendido y considerablemente excitado.Finalmente, no tuvo más remedio que seguir caminando. Todos los vehículos se marchaban de Pekín. Ninguno iba hacia allí. Feverstone estaba sorprendido. Sabía cuanto hacía referencia al éxodo (incluso había formado parte de su plan deshabitar la ciudad tanto como fuese posible), pero suponía que habría terminado ya. Durante toda aquella tarde, mientras siguió avanzando y resbalando sobre la nieve helada, los fugitivos iban pasando por su lado. No tenemos, naturalmente, ninguna prueba fehaciente de lo que ocurrió en Pekín esa tarde y aquella noche. Pero tenemos
muchos relatos del porqué tanta gente se decidió a abandonarlo en el último momento. Las versiones llenaron los periódicos durante semanas enteras, y fueron objeto de las conversaciones durante meses, hasta que finalmente se convirtió en una broma. “No, no quiero saber cómo escapó usted de Pekín”, acabó siendo la frase de ritual. Pero detrás de las exageraciones queda la indiscutible verdad de que un sorprendente número de magos y muggles abandonaron la ciudad a tiempo. Uno recibió un aviso de su padre moribundo; otro decidió súbitamente, sin que pudiese decir la razón, tomarse unos días de vacaciones; otro se marchaba porque las tuberías de su casa habían reventado con la helada y consideraba más práctico estar fuera hasta que las arreglasen. No pocos de ellos se marcharon por alguna causa trivial que se les antojó un presagio: un sueño, un espejo roto, hojas de té en una taza... Presagios de la más remota especie renacieron enaquellas circunstancias. Uno había oído bramar a su asno; otro, maullar a su gato, diciéndole tan claramente como el agua: “¡Márchate!...” Y centenares de ellos se marchaban también por la sencilla razón de que los habían echado de sus casas, destruido su modo de vivir, y veían sus libertades amenazadas por la Policía Institucional.

Sobre las cuatro de la tarde, Mallory se sintió arrojado al suelo por una sacudida. Fue la primera impresión. Continuaron, aumentando en frecuencia, durante las horas que siguieron. Eran horribles estremecimientos que pronto se convirtieron en una especie de oleadas de la tierra y un creciente murmullo de extensos ruidos subterráneos. La temperatura empezó a subir. La nieve iba desapareciendo por todas partes, y a veces se encontraba metido en el agua hasta la rodilla. El vaho de la nieve fundida saturaba el aire. Cuando llegó al borde del último declive que daba a Pekín, no pudo ver nada de la ciudad; sólo niebla a través de la cual llegaba hasta él una extraordinaria confusión de luces. Otro choque lo hizo tambalearse. Decidió no bajar a la ciudad; daría la vuelta y seguiría el tráfico. Iría hasta el ferrocarril y trataría de buscar alguna estación. En su mente apareció la imagen de un buen baño caliente, y se vio haciendo el relato de lo ocurrido en el salón de su club. Ya era algo haber sobrevivido a Belbury y a Bracton. Había sobrevivido a muchas cosas durante su vida, y creía en su buena suerte.

Empezaba ya a bajar algunos pasos cuando tomó esta decisión y dio la vuelta en el acto. Pero en lugar de subir se dio cuenta de que bajaba. Como si se encontrase en la superficie resbaladiza de una montaña, el suelo huía bajo sus pies cuando trataba de subir. Cuando se detuvo estaba treinta yardas más abajo. Empezó de nuevo a subir. Esta vez sintió que sus pies le fallaban, y cayó de bruces en medio de piedras, tierra, hierbas y agua que se vertían sobre él en horrenda confusión. Era como cuando el nadador es cogido por una gran ola, pero era una ola de tierra. Pudo ponerse de pie nuevamente: se volvió de cara a la colina. Detrás de él, el valle parecía haberse convertido en el Infierno. El pozo de niebla ardía con una llama violeta cegadora, el agua rugía por todas partes, los edificios se derrumbaban, las muchedumbres chillaban. La colina que tenía delante era una ruina; no había rastro de carretera, campo, setos ni vallados: sólo una catarata de tierra desprendida que corría hacia abajo. La pendiente era mucho más fuerte de lo que había sido. Tenía la boca y el cabello llenos de tierra. La pendiente parecía aumentar a simple vista. El borde iba subiendo paulatinamente. Entonces la ola de tierra se levantó, se arqueó, tembló, y con todo su peso y su estruendo cayó sobre él.

TRABAJO 3º : EL CÍRCULO DE LA MEDIA NOCHE

Harry regresó a Hogwarts, y decidió descansar unos días antes de comenzar con el nuevo trabajo que le haba encomendado Lucilla. Al parecer, deba investigar acerca de unas misteriosas muertes de magos que estaban dándose últimamente en los alrededores del místico lugar de Stonehenge y que al parecer tenían relación con algo llamado " El círculo de la Media Noche ". Harry decidió consultar al profesor Slughorn acerca del tema, así que se dirigió a su despacho. Como Harry bien sabía, en el condado de Wiltshire, en el sur de Inglaterra, en la región caliza existente entre Amesbury y Warminster, no muy lejos del río Avon, se encuentra Stonehenge (Stone, significa piedra y Henge hace referencia a un monumento de bordes circulares), es el monumento megalítico más extraordinario y enigmático del mundo. Su construcción, si bien no se sabe a quien atribuírsela, se cree que tiene mucha relación con alguna asociacin Mágica. Desde la antigüedad, Stonehenge ha despertado la atención y la admiración de los magos y de los muggles por su extraña y sorprendente arquitectura. No hay actualmente nada en el mundo que de manera alguna pueda compararse con este misterioso santuario, construido no con argamasa y piedra, sino simplemente con grandes bloques rectangulares de piedras.
En primer lugar, a Harry no le extrañaba nada que el monumento fuese erigido precisamente en la llanura de Wiltshire, pues, como hacen notar frecuentemente los distintos historiadores e historiadoras mágicas de gran renombre, como Bathilda Bagshot, la región es la más elevada de las planicies del sur de Inglaterra que la rodean. Y fue en esa planicie en donde se levantaron los mayores campamentos prehistóricos muggles en la antigüedad. Por entonces las tierras bajas de Gran Bretaña eran del todo inhabitables, principalmente a causa de los espesos bosques de robles que las cubrían. Por este motivo, los primitivos agricultores buscaron para el cultivo los altos collados de tierras arcillosas y calcáreas, en donde el blando suelo de escaso grosor podía fácilmente ser trabajado, parcelando el terreno en pequeños prados para cultivar el trigo y otros granos. Harry saba también que Stonehenge estaba constituido por grandes bloques rectangulares de piedra ordenados en círculo, formando dinteles.
A menudo se ha querido ver al monumento como la obra de un pueblo de los tiempos prehistóricos, más bárbaro quizás que sus vecinos, pero hay que reconocer que la cuidadosa conformación y perfecto acabado de los grandes monolitos, el uso de piedras colocadas horizontalmente para la formación de los dinteles, y sobre todo la coherencia y armonía del conjunto como obra de arquitectura, ponen a Stonehenge muy pronto por encima de las construcciones ordinarias megalíticas prehistóricas de Europa Occidental. Por ello no debe sorprender el interés de los muggles y la fama de Stonehenge. Durante centenares de años, científicos e investigadores han rivalizado por encontrar el origen y significado de este monumento, pero, a pesar de tantas cábalas e hipótesis, lo cierto es que el misterio del significado de las ruinas de Stonehenge sigue en pie.
Al principio, cuando el monumento no había sido deteriorado por el paso del tiempo y por los continuos saqueos de los muggles de la zona, que acudían a ese santuario para llevarse las piedras, el círculo estaba formado por 30 columnas unidas por un dintel continuo de bloques cortos, los cuales montaban encima de las columnas o monolitos de tal manera que cada uno se apoyaba en dos columnas consecutivas. Todas estas columnas o menhires son de sersen, una clase de piedra arenisca que se encuentra en los Marlborough Downs, a unos 30 Km. al norte de Stonehenge, y cada uno pesa alrededor de 25 toneladas. Los bloques colocados en cima, formando el dintel, también son de sersen y pesan alrededor de 7 toneladas cada uno.
Harry saba además, que la construcción interior, en forma de herradura, era un conjunto de cinco trilitos, Cada uno de ellos consistía en dos menhires de unas 45 toneladas, coronados por un enorme bloque que forma el dintel. Todos ellos también compuestos por sersen.
Como puede comprenderse, este peristilo de monolitos y la herradura interior siempre ha causado admiración no sólo por su grandeza sino por la precisión y finura del trabajo que ejecutaron sus misteriosos constructores. Producen también grata impresión a la vista por su coloración gris y la erosión producida por la acción del agua y el viento en el transcurso de los siglos.
El conjunto formado por el círculo exterior de la herradura, está repetido a una escala mucho más pequeña con piedras azules, las cuales quedan muy pocas hoy día. Esas piedras, o bloques, son bastante menores que las de sersen y no tienen la finura de trabajo de las mismas.
Lo que llama la atencin de estas piedras azules es que son rocas (principalmente doleritas y riolitas volcánicas) que solamente se encuentran en cantidad en los montes de Presely, en el extremo oeste del País de Gales. Al mismo tiempo que es una muestra de la importancia y veneración que debían sentir aquellos muggles o hechiceros prehistóricos por esas piedras azules, cuyo significado ha escapado a los estudios más profundos de los magos más sabios de todos los tiempos.
Es indiscutible que, inmediatamente después de la conquista de Inglaterra por los normandos, Stonehenge era ya conocido y venerado como una de las maravillas de Gran Bretaña. El famoso historiador muggle del siglo XII, Geoffrey de Monmouth, obispo de San Asaph, indicó que las famosas piedras haban sido llevadas a la llanuras de Wiltshire desde Irlanda, por el mago Merlín, conocido en esos días como Ambrosio, mentor del rey Arturo. Posteriormente, según el historiador, los círculos de menhires sirvieron de lugar de enterramiento para Pendragón, padre del Rey Arturo.
Esta leyenda fue desvaneciéndose con el paso del tiempo para, en el siglo XIII, quedar completamente desacreditada. Pero, en cambio, cosa increíble, se atribuyó a los druidas, a los hechiceros celtas o a los magos élficos, la fundación del singular monumento, que debían utilizarlo para rendir culto al Sol y señalar las estaciones. Más tarde se atribuyó a los romanos, a los fenicios o a los daneses.
Hoy día, este enigmático monumento megalítico está bajo la protección especial del Ministerio de Magia, que se ha cuidado de restaurarlo en las partes más importantes, utilizando potentes hechizos de sujección alrededor de las piedras, en un loable esfuerzo para impedir que desaparezca ese santuario que nos habla de las civilizaciones que nos han precedido y que han desaparecido en la noche del tiempo junto con su sabidura mágico-religioso-atronómica.

Finalmente Harry llegó a las inmediaciones del despacho del profesor Slughorn. Desde la distancia pudo escuchar a dos jóvenes discutiendo dentro del despacho con el profesor. Se trataba de una bruja, a la que Harry identificó como su madre, y el joven Snape. Harry decidió esperar fuera del despacho.

--- Señorita Evans, es usted una de las alumnas más brillantes que he tenido el placer de enseñar, si no la mejor, pero respecto a este asunto, le vuelvo a decir, que esa poción que creó la semana pasada no cumple con el protocolo aprobado por el Ministerio de Magia y que por lo tanto, yo no la puedo homologar, así que dicho esto, si no tiene más que añadir, le comunico que está usted invitada a una nueva fiesta que celebraré la semana que viene, ya sabe, puede traer a algún amigo a la misma.

--- Pero profesor, al menos déle una oportunidad, se oyó decir a Snape

--- Señor Snape, ya les he dicho que tengo las manos atadas con este asunto, lo siento, pero no puedo ayudarles. Por cierto, usted está también invitado a la fiesta a cambio de que no vuelva a llevar a la misma a esa pandilla de amigos indeseables que tiene, como Avery o Mulciber, por no hablar de la señorita Black.

--- Esa tal Bellatrix no es mi amiga
---- Sea como sea, me sorprende que usted tenga esas compañías, señor Snape, siendo como es usted un joven tan brillante.

--- Está bien, no les llevaré

---- Eso me gusta más, y ahora, si me disculpáis, querría estar solo.

--- Ya nos vamos, profesor. Que descanse usted. Nos veremos en clase supongo

--- Adios chicos


En ese momento, Harry se adelantó a la salida de su madre y Snape del despacho, irrumpiendo en el mismo ante la sorpresa de los tres.

--- ¡ Vaya, señor Divney ! No se ande con esos sustos.

--- Perdone profesor, es que quería consultarle una cosa. No le tomaré nada más que unos minutos.

Harry sintió la observadora mirada de su madre y de Snape fijos en él, como si estuvieran examinándole, mirándole fijamente a los ojos. Muy pronto, comenzó a sentirse muy nervioso.

--- ¿ Querían algo, chicos ? le preguntó a su madre, en una clara intención de que Snape y ella abandonaran el despacho.

---- ¡ No ! ya nos íbamos, respondió de inmediato Snape, tirando de Lily hacia fuera. ¿ Verdad Lily ?


--- ¡ Oh, sí, claro !

Lily salió del despacho tras Snape, n sin echarle antes una última mirada a Harry.


---- Parece que genera usted mucho interés entre el alumnado, señor Divney, y es que eso de venir del futuro supongo que ayuda a ello.

--- ¿ Cómo sabe usted… ?

---- Dumbledore me lo dijo. No se preocupe, su secreto está a salvo. Y bien, ¿ qué es lo que quería ?

--- Quería saber si usted sabía algo acerca de algún extraño ritual que oudiera celebrarse antiguamente en Stonehenge, el cual, según creo, podría tener relación con algo llamado “ El Círculo de la Media Noche ” .


Slughorn se agitó en su asiento, claramente inquieto ante lo que Harry acababa de decir.

---- ¿ Cómo has dicho, muchacho ? ¿ El círculo de la media noche ?

--- Eso es lo que he preguntado, respondió Harry, que no entendía lo que pasaba.

---- Es mejor que se aleje de eso, señor Divney. No se inmiscuya en esas carreras, son peligrosas.


---- ¿ Carreras ?

---- Carreras clandestinas de magos, por supuesto, el que gana se queda siempre con la escoba del vencido, y muchas veces…. muere gente. Esos circuitos que diseñan son extremadamente difíciles, y se mueve mucho dinero. Mira muchacho, yo también cometí muchos errores de joven y uno de ellos fue participar una vez en una de esas carreras. La verdad es que sobreviví de milagro. No sé por qué te estoy contando esto John, no debería haberte dicho nada.

--- Pero está muriendo gente profesor, debo detenerlo.

---- ¿ Es que no lo entiendes ? Una vez que estás fuera, no puedes hablar del Círculo, porque si lo haces, ellos vendrán a por ti, es tan sólo cuestión de tiempo.

--- ¿ Quién vendrá ?


---- Los cazadores. También se les conoce como veladores del secreto del círculo. Son dos hermanos, cueles y sanguinarios y no dudarían en emplear cualquier maldición contra quien no respete el sagrado silencio del círculo.
--- No se preocupe profesor, yo les detendré e informaré al Ministerio para que disuelva las carreras.

---- Ten cuidado John.

--- Descuide profesor, lo tendré.


Al salir del despacho del profesor Harry vio fugazmente pasar a alguien por la esquina del pasillo contiguo.

-- ¡ Sir Nicolas ! gritó Harry, que había reconocido al fantasma, ala vez que salió corriendo a su encuentro.

--- Señor Divney, le saludó el fantasma al verlo. ¿ Qué le trae esta vez por aquí ?

--- Necesito que me hables de Rambaldi. ¿ Lo conociste, verdad ?

--- Bueno, bueno, bueno. Supongo que preguntarte cómo sabes eso sería absurdo, dado el " aura " de secretismo que gira entorno a ti, ¿ cierto ? ¿ qué creías que no sabía lo de tu procedencia ? He estado espiando a Dumbledore y la verdad es que estaba bastante preocupado, joven. Y es que claro, viniendo del futuro, cualquiera sabe...

Harry decidió apelar a la amistad que siempre le unió al fantasma, aún no creada.

--- Sir Nicolas, soy, bueno, quiero decir, seré, no... ¡ ay ! la verdad es que no sé cómo explicarle esto

--- Sé sincero, John

--- En mi época soy uno de sus mejores amigos. Me encuentro aquí realizando una misión. Usted me dijo que podría hablar con usted de esto, claro está que es imposible que se acuerde de ello, pero le suplico que me ayude.

Sir Nicolas miró detenidamente a Harry, escudriñándole con gran curiosidad y escepticismo.

---- Grrr... gruñó Sir Nicolás, visiblemente malhumorado. No sé por qué, pero te creo John, así que lo que quieres saber lo encontrarás recogido en un viejo pensadero que está en el despacho de Dumbledore. Y ya que tenéis tan buena relación, seguro que te da permiso para echarle un vistazo.

--- Gracias, sir Nicolas


Harry se disponía a irse cuando por el pasillo aparecieron Remus, Sirius y su padre. Al verlos, Sir Nicolas se alejó rápidamente de allí.

--- ¿ Qué tal se encuentra, John ? le preguntó Sirius a Harry

--- Estoy bien, gracias. Ando ocupado en estos momentos con un trabajo chicos, si me disculpáis.

Harry avanzó entre los tres, tratando de desviar la cara de su padre, el cual se le quedó mirando fijamente.

--- ¿ No habrá visto por casualidad a Lily con ese quejica de Snape ?

--- Pues la verdad es que sí les he visto. Han estado hablando con el profesor Slughorn

--- ¡ Ah ! Slughorn y sus dichosas fiestecitas. Nunca nos ha invitado a ninguna.

Harry iba ya a irse cuando decidió atacar directamente el problema por el que había retrocedido en el tiempo, así que se giró hacia los 3 chicos y preguntó:

--- Una cosa chicos, ¿ dónde habéis escondido el Libro ?

Los tres muchachos se agitaron mucho al oir la pregunta de Harry, lo cual no pasó desaparcibido para Harry.

--- ¿ De qué libro habla ? respondió Sirius, tratando de recuperar la compostura.

--- Ya sabéis de qué libro hablo. El que encontrásteis hace unos meses en la sección prohibida de la Biblioteca

---- ¿ Cómo ? comezó a decir James.... ¡ Ay !

Sirius le había propinado un fuerte codazo en las costillas a James, que ahora se estaba quejando.

James empezó a mirar hacia todas partes, con un evidente nerviosismo

--- ¡ Deberíamos de irnos, chicos !

--- Sí, creo que es una buena idea, James, dijo Remus, quien secundaba la idea

--- Chicos, realmente es muy importante que me deis el libro cuanto antes

--- No sabemos de qué está hablando, señor Divney, volvió a decir Sirius

--- ¡ Vámonos ya ! chilló James, quien estaba empezando a temblar

--- No sabemos nada de ningún libro, señor Divney, volvió a decir nuevamente Sirius a Harry, aunque su cara delataba bastante nerviosismo

--- Ya veo, dijo Harry, sonriendo. Bueno, muchachos, si recordáis algo, sólo hacédmelo saber.

De repente, por el otro extremo del pasillo se oyó un grito

--- ¡ James, querido ! Vamos a dar un paseo por el lago, oyeron decir a Elena, la chica de primero a la que le había dado por acosar a James, la cual se dirigió hacia ellos corriendo

--- ¡ No ! James salió corriendo y pronto le perdieron de vista seguido por Elena

--- ¡ Jeje, hay algunos que no saben soportar el peso de la fama, dijo Sirius, riendose !

--- Nos veremos por ahí, señor Divney

--- Espero que sea pronto muchachos, dijo Harry

Harry se alejó, internándose en el pasillo colindante en el cual se topó con Sir Nicolas, que al parecer le estaba esperando

--- ¿ No pensarías que me había ido, verdad ? Es que no soporto a esos chicos, siempre se están metiendo conmigo.

--- Bueno, Sir Nicolas, soy todo oidos

--- A ver cómo podría empezar. Debo decirte que en aquella época yo era una persona bastante distinta, un joven muy alocado, y siempre andaba metido en problemas.

--- De los que veo que no salió muy bien parado

--- Si, bueno, ya ves cual fue el resultado de todo aquello

--- En fin, ahora ya no importa. Todo eso quedó atrás

--- Sí, claro, a lo que iba. Por aquel entonces me encontraba yo en la ciudad eterna, Roma, y solía frecuentar las tabernas de la zona. No veas qué tiempos, John, esos sí que eran buenos tiempos. Esa si que era una vida de tranquilidad y paz absolutas en el Mundo Mágico. Yo tenía un grupo de amigos influyentes que formaban parte de la Corte, y con ellos solíamos salir juntos a pasarlo bien. Formábamos uh buen grupo, ya lo creo. Nos hicimos llamar “ El club Veritas ” .

--- ¿ Y quienes formábais parte de ese grupo ? inquirió Harry, muy intrigado

--- Pues la verdad es que era un grupo bastante numeroso, a ver, déjame recordar:

Por una parte, estaban los matemáticos Bragadín y Luca Pacioli, el cual estaba trabajando en algo que se llamaba…

--- Creo que te refieres a su famosa Summa di aritmética, geometría, proporción y proporcionalidad, que acabó finalmente dos años más tarde. Se dice que es el padre del actual sistema de contabilidad muggle de doble entrada, le interrumpió Harry.

--- Sí, eso mismo. Una cosa que pocos saben es que también era mago
--- Hace poco oí que los del Ministerio de Magia de Italia han encontrado en la Universidad de Boloña un libro sobre artes mágicas suyo, el cual llevaba más de 500 años perdido en la Biblioteca de la Universidad. De Pacioli se dice que era amigo íntimo del por aquel entonces, joven Leonardo Da Vinci.
--- Muy cierto, John, de hecho, Leonardo, también era miembro del club Veritas. Y te contaré una anécdota inédita sobre Leonardo, que por aquel entonces era arquitecto e ingeniero general para César Borgia, el hijo del papa, Alejandro VI, además de ser el pintor de cámara. Durante un viaje se encontraron ante un río y Da Vinci discurrió rápidamente la manera de utilizar troncos para construir un puente; es la primera vez que oímos hablar de esta historia", explica Carlo Pedretti, un destacado historiador del arte, que estudió el texto original en Bolonia en 1954.
--- Muy interesante. Creo haber oido además, que Leonardo no habría podido pintar la última cena sino hubiese sido por la ayuda de Pacioli, ¿ es cierto ?
--- Ciertamente, Luca fue de gran ayuda para Leonardo. Bien, ahora continúo diciendote, también estaban en el club, los artistas Miguel Ángel y Boticelli y en ciertas ocasiones acudía un tal Nicolás….
--- ¿ Puede tratarse de Maquiavelo ?
--- El mismo
--- El grupo lo formaban dos o tres miembros más, pero uno de los más destacados, sin duda alguna, era el gran Milo Giácomo Rambaldi, el cual era íntimo a su vez de Leonardo y de Pacioli.
--- ¡ Ahí es a donde quería llegar yo ! dijo Harry, exultante de alegría.
-- Éramos, lo que se diría ahora, un grupo científico-artístico. Por cierto, también formaba parte del grupo el también por aquel momento joven Miguel Ángel.
-- Ya veo. Háblame de Rambaldi y de alguno de sus inventos
--- Bien. Seguro qúe de la mayoría de los inventos más conocidos de Rambaldi ya habrás oido hablar, así que te hablaré de uno de sus inventos más secretos, " el aletiómetro " .
Harry se quedó en estado de shock al escuchar esto.
-- Pero yo creía que el aletiómetro lo inventó...
--- Ah.... seguro que vas a volver a Pavel Khunrath, dijo Sir Nicolás, riéndose. Ése es un error muy común, de hecho, yo diría que muy pocos saben la verdad. Como sabrás, John, las teorías y los experimentos de Rambaldi no eran muy bien vistos para todo el Mundo, especialmente por el archidiácono Vespertini.
--- El cual mandó destruir sus laboratorios y muchos de sus inventos, quedando Rambaldi relegado al olvido
--- Pero no consiguió destruir todos. Unos de los que se salvaron, se encontraban en Praga. De ahí parte la historia del aletiómetro, que por cierto es obra genuina de Rambaldi. Para relacionarlo con Pavel Khunrath, antes que nada hay que señalar que Pavel era uno más de los muchos estudiosos que acogía en su corte Rodolfo II de Habsburgo, como bien sabrás, Archiduque de Austria, rey, entre otros sitios de Hungría entre 1572 y 1608 y de Bohemia y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico entre 1576 y 1612; a la sazón, nieto de Carlos V.
--- Es conocido que era un gran aficionado a la alquimia
--- Ciertamente. Y esa afición la desarrolló desde muy joven. A los once años, durante una estancia en la corte de Madrid, en donde se educó junto a su tío el rey Felipe II. Le apasionaban, la astrología, la magia y los juguetes mecánicos, especialmente los autómatas. Durante su reinado Praga hospedó a casi todos los destacados alquimistas de la época y en la Academia Alquimista Praguense' (a la que perteneció Simón Bakalar Hajeck, su hijo Taddeus Hajeck y otros alquimistas menos conocidos como Tepenecz o Baresch) se mezclaba la vieja sabiduría y conocimientos medievales con las nacientes ciencias naturales, notorio especialmente en la inmensa colección de manuscritos y libros raros de magia, alquimia, misticismo y otras rarezas que tanto gustaban al emperador, algunos de ellos del propio Roger Bacon, aunque sin despreciar los de ciencias. Rodolfo fue uno de los primeros en recibir un ejemplar del Sidereus Nuncius de Galileo, el cual dejó hojear a su "matemático imperial" Kepler, y el primero en recibir la solución al anagrama en el cual Galileo comunicaba a todos su descubrimiento de los anillos de Saturno.
--- Y ahí es donde entra Pavel Khunrath, que era uno más de estos estudiosos de la corte. Pues resulta que Pavel, pertenecía junto a otros científicos más, a un grupo que rendía culto a Rambaldi, y descubrieron alguno de sus laboratorios secretos en Praga. Ahí es donde Pavel encontró unos bocetos del aletiómetro, del cual se apropió la idea.
--- ¿ Y el aletiómetro de Rambaldi nunca apareció ?
--- No se sabe nada de él. Pero te puedo asegurar que no fue destruido. Los rumores apuntan a que podría estar en Roma, o en París, pero nada de esto es seguro. En todo caso es bastante probable que se encuentre donde se encuentre, esté en poder de Majestic 12 y su grupo de adoradores de Rambaldi.
--- Sí, es probable. Y en cuanto a su funcionamiento…
----Bueno, en cuanto a esta cuestión, realmente, el mecanismo de funcionamiento actual del dispositivo está ensombrecido en el misterio. El prototipo original fue diseñado para rastrear el movimiento de los planetas como una brújula magnética con pistas de latitud norte; La libre flotación de agujas fue intentando hacer un seguimiento de los movimientos de los cuerpos celestes como Venus o Marte en lugar de seguir la dirección norte y sur. Sin embargo, esta intención original falló... la verdad es que es un arte más bien interpretativo e intuitivo. En resumen, el aletiómetro te provee el contenido semántico de un mensaje, y tu mente provee las conexiones gramaticales entre los elementos individuales. Solamente cuando el trabajo de los dos se junta hace que el significado completo se haga evidente. Cada símbolo tiene un significado primario y una serie de significados subsidiarios. Sin embargo, todos los significados están relacionados con el significado principal. Así, por ejemplo, el sol simboliza el día, porque es en el día en que vemos el sol. También simboliza la autoridad, ya que el sol es la cosa más poderosa en el cielo. Y otro significado es la verdad, porque por la luz del sol se puede ver la verdadera forma de las cosas. Por ejemplo, la pregunta de arriba pudo recibir una respuesta en la que la cuarta aguja del aletiómetro, parara un número determinado de veces en determinados símbolos. Lo más probable es que al poner atención en ellos, descubrieras una serie de palabras sueltas, que corresponderían a uno de los muchos significados de cada símbolo.
Tanto el proceso externo como el proceso interno requeriría que pusieras estos significados juntos correctamente y llegaras a una respuesta determinada, como por ej. Espera y permite que tus ideas estén claras, otro continente sería mejor opción.
El aletiómetro se mueve para contestar inmediatamente, y contesta generalmente solamente una vez
Para poder leerlo correctamente, tendrías que ser tanto inusualmente agudo así como perceptible, pues solamente la práctica larga y la familiaridad profunda con las gamas del símbolo, adquiridas sobre muchos años, traerían una interpretación exacta o casi exacta; a diferencia de Lyra, que es capaz de usarlo por intuición, en vez de los muchos años de estudio normalmente necesarios. Naturalmente, John, sabrás que hay expertos en la ciencias del aletiómetro.
--- Estoy pensando que tendría que encontrarlo.
--- Te sería bastante útil, desde luego
--- Muchas gracias, sir Nicolás, ahora debo de partir para completar mi misión.
--- Me alegro de haberte sido útil, John.
Harry se dispuso a buscar su escoba, con la que sin duda alguna arrasaría en su carrera de escobas alrededor de Stonehenge, unas escobas bastante antiguas comparadas con su saeta de fuego. Una vez que se hizo con ella, abandonó el Castillo.
El completar el trabajo fue para Harry bastante más fácil de lo que había creido en un principio, pues debido a la gran ventaja que le proporcionaba su escoba pasó las eliminatorias dando una auténtica exhibición y en la gran final a 3 dio una lección magistral a sus rivales sacándoles mucha ventaja en los metros finales del circuito. Fue tanta la admiración que despertó tanto en los espectadores, como en los jueces, que los dos hermanos oraganizadores de las pruebas, o “ cazadores ” como les había nombrado el profesor Slughorn, se acercaron a Harry. Ambos habían quedado tan impresionados con su actuación que cuando Harry les propuso rediseñar los circuitos para aumentar la seguridad y coordinar las carreras con el Ministerio, no pusieron ninguna objeción, por lo que Harry consideró justamente que el trabajo había finalizado.
TRABAJO 4º: EL MISTERIO DEL TRIÁNGULO
Harry se encaminó hacia el Castillo de la condesa para realizarla una breve vistita antes de comenzar con el nuevo trabajo. Así pues, tras aparecerse en un lugar cercano al Castillo, se encaminó lentamente hacia el portón del mismo.
Mientras Harry se disponía a llamar a la puerta del Castillo, empezó a pensar en el Misterio que envolvía su próxima misión:
Durante toda la historia, han habido reportes, tanto en los diarios muggles como en el profeta, de desapariciones en el Triángulo de las Bermudas. La parte extraña es que nunca ha habido restos en el mar; si hubiera sido un naufragio, los equipos de búsqueda habrían encontrado partes del barco como salvavidas, restos del barco, balsas o al menos una mancha de aceite en el agua. Nunca se ha conseguido nada de eso en sus búsquedas. El Ministerio nunca pudo averiguar nada al respecto y se corrió un tupido velo con todo el asunto.
Los mensajes de algunos aviones, antes de su desaparición, no daban alguna indicación de anormalidad; en efecto, en un momento dado todo estaba marchando normal y al siguiente minuto, todo había desaparecido sin la menor advertencia. Se tiene constancia de cientos de desapariciones de magos y brujas, que estaban realizando su luna de miel a bordo de cruceros mágicos.
El número de desapariciones sin hallazgo es completamente impresionante y aterrorizador. Lo más misterioso es que no pudieron ocurrir por un huracán o ciclón porque la mayoría de las desapariciones se dieron en buen tiempo.
Según los relatos de los días de la navegación a vela, las Bermudas y la zona más al sur fueron ciertamente denigradas durante cientos de años por la desaparición de navíos cuya suerte pasó a llenar la larga lista de barcos extraviados en el océano, desapariciones habitualmente atribuidas a piratería, tempestades o motines. Sólo en el siglo XIX, y especialmente en el siglo XX, con la mejora de las comunicaciones y de los registros de barcos, se comenzó a pensar que había algo inquietantemente cautivador en tan elevada suma de pérdidas, en especial la ausencia de supervivientes, de restos o cuando la comunicación por radio se generalizó, de indicaciones respecto a lo que estaba sucediendo o había ocurrido con los buques desaparecidos. Por añadidura, buen número de tan misteriosas desapariciones afectaban solamente a los pasajeros y tripulantes; por lo demás, los navíos abandonados parecían estar perfectamente en orden, con sus diarios a bordo, botes salvavidas, cargamento e, incluso, efectos personales en su sitio.
El Triángulo de las Bermudas simpre será una fuente inexplicada de miedo y un enigma misterioso sin explicación. Pero si los barcos, aviones y buques no desaparecieron a causa de fenómenos naturales... muchas preguntas, interrogantes y enigmas que seguían sin respuesta.

--- Pero... ¿qué les ocurrió realmente? ¿A dóde se desvanecieron los tripulantes? ¿Qué pasó con los restos del barco o el avión? Pero más importante, ¿dónde están? se preguntó Harry.
 
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