viernes, 27 de noviembre de 2009

Harry Potter y el libro del tiempo perdido (cap 28. Cont)

Harry se puso su capa de invisibilidad para esquivar a los mortífagos de Voldemort y se adentró en los interiores de la vieja iglesia. Una vez dentro se quitó la capa y avanzó lentamente por los viejos pasadizos de la misma. En el extremo opuesto de uno de los corredores se encontró con unos sirvientes de la condesa. Parecían estar esperándolo.

-- ¿ John Divney, verdad ?

-- El mismo, respondió Harry haciendo una breve reverencia a modo de saludo. Yo lideraré desde ahora la búsqueda caballeros. ¿ Y vosotros sois...?

-- Somos William, Cedric y Paul. Nuestra señora nos avisó de su llegada. Hasta ahora hemos revisado las galerías Norte, Noreste, Noroeste,la Sur, la Sureste, la Suroeste,la Este y la Central. Nos queda comprobar únicamente la Oeste y dos salas que se cerraron en los años 30 por humedades. Suponemos que el artefacto se encuentra en uno de estos 3 sitios.

-- ¿ Algún encuentro con los mortífagos o con los seguidores de Majestic o de la Colonia ?

-- Tuvimos un pequeño altercado con unos seguidores de la Colonia hace 1 hora. Matamos a 3 de ellos. Uno de nuestros hombres fue gravemente herido. Desde entonces no hemos vuelto a ver a nadie.

-- Sin duda alguna volverán a intentarlo. De hecho, me extraña mucho que no nos estén observando en este preciso momento. Hay que doblar la guardia.

Se dispusieron las medidas oportunas de vigilancia y a continuación, Harry y los seguidores de la condesa se dispusieron a examinar las galerías que faltaban por explorar.
Una hora más tarde, en uno de los libros de la galería, Harry encontró una misteriosa nota en uno de los libros.

-- Si hasta aquí has llegado, el objeto de tu búsqueda está más cerca de lo que crees. Suma 2 y dos y en el centro lo encontrarás.

-- ¿ En el centro ? se dijo Harry. ¿ A qué centro se referirá ? ¿ el centro de la sala ? ¿ el centro de qué ? dos y dos son 4...

-- ¡ Esto no tiene ningún sentido ! gritó Cedric, bastante malhumorado.

-- Tiene que ser alguna argucia ingeniosa.... estoy convencido de que tenemos el ale..

Harry fue interrumpido por un fuerte estruendo cercano. Dos mortífagos estaban atacando a unos magos de Majestic, quienes a duras penas contenían el ataque.

-- ¡ En menudo momento ! gritó Harry, sacando su varita rápidamente y lanzando dos hechizos que mandaron 2 rayos de color azul hacia los mortífagos, que fueron repelidos por una especie de escudo mágico azulado, empleado por Mulciber.

-- Otra vez ese Divney. ¡ No eres más que el asqueroso perrito de la condesa ! le espetó Callahan, el otro mortífago.

-- ¡ Yo no soy el perrito de nadie ! gritó Harry malhumorado. La condesa es mi amiga y aliada y no permitiremos que lo cojáis. Volved con vuestro inmundo amo, Voldemort.

-- ¡ Te atreves a pronunciar su nombre ! ¡ Qué herejía ! Callahan lanzó una maldición asesina en dirección a Harry, que a duras penas pudo saltar y así esquivar el diabólico rayo asesino, cayendo tras una estantería, la cual estayó por los aires al ser alcanzada por la maldición.
Harry usó un hechizo levitatorio para mover uno de los palos que se usan en las bibliotecas para alcanzar los libros que están a una gran altura, moviendo así varios libros que se encontraban detrás de una de las estanterías delante de la cual estaban los mortífagos, desestabilizando así el resto de los libros que se encontraban sobre la estantería, con lo que una cantidad muy grande de libros cayó sobre los mortífagos, los cuales perdieron el conocimiento.
A continuación, Harry se puso a pensar rápidamente en el misterioso enigma. Miró detenidamente un mapa de la iglesia, en el cual situó las galerías. De repente, la solución apareció justo delante de sus ojos.

-- Eso es, quedan 3 salas, la 4ª está en el centro del área imaginaria imaginaria que une las mismas.

Harry salió corriendo en dirección al jardín interior de la biblioteca, pues ése era el lugar que indicaba el mapa. En el centro del jardín había una estatua que representaba a Rambaldi. El artefacto debía estar en el interior de la misma. Cuando Harry se encontraba a escasos metros de la misma, escuchó una voz detrás suyo.

-- Al fin nos encontramos tras tanto tiempo estropeando mis planes. Pero esta vez casi hasta me alegro aún más, porque me has hecho un buen trabajo John. Has hecho el trabajo tú solito. Ahora, entrégame el aletiómetro.

Harry se dio la vuelta. Su peor enemigo se encontraba una vez más frente a él. El malvado mago que asesinó a sus padres y al que el había matado hace tantos años. El malvado Lord Voldemort. En la otra entrada del jardín aparecó a su vez la condesa Lucilla.

-- ¡ Jamás !

-- Como les dije el mes pasado a un grupo de mord sith, esto lo podemos hacer por las buenas o por las malas. Y no te conviene que sea por las malas. ¡ Dáme el libro, John !

-- Harry se estremeció al oirlo. ¿ Unas mord sith ? creía que su orden se había extinguido.

-- Aún queda alguna por ahí. Créedme, también acabaré con todas ellas pronto.

-- ¡ No le entregues el artefacto John ! , gritó la condesa

-- Dichosa condesa... ¿ dónde te has dejado a tus queridos siervos ? ¿ acaso no les gusta ya el sabor de la sangre ? porque os garantizo que aquí va a haber mucha, rugió Voldemort.

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